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domingo, 14 de diciembre de 2014

HABLANDO DE VIBRACIÓN Y RESPONSABILIDAD


Por diferentes medios y con diverso vocabulario se ha venido pregonando desde hace algunos años la inminencia de un cambio (o mejor dicho, de un GRAN CAMBIO) que obligará a la persona a asumir responsablemente y con decisión, su condición de ser humano (y esto implica una transformación de fondo, tal como veremos). Mucho se comenta desde la Filosofía vanguardista, la Religión modernista, la Física cuántica, la Teosofía, la Metafísica y los sistemas de meditación en todas sus vertientes acerca de cambios en la frecuencia vibratoria del ser humano, incluso se dice que el planeta tierra elevará su propia frecuencia una octava más allá de la actual.  ¿Qué tanto de cierto hay en todo ello y cual sería nuestro papel en la transformación y la asimilación de ese posible  nuevo paradigma de vibración y de vida? En las siguientes líneas haremos una aproximación a esta realidad, pero eso sí, sin la pretensión de convencer a nadie de algo y tampoco queriendo negar nada, pues dos de las más grandes condiciones de ignorancia se expresan al tratar de convencer al otro de algo y al negar rotundamente eso de lo cual no tenemos ni pizca de idea.
El Arbol de la Vida: Vibracion
Una forma efectiva de aproximarse a los llamados “futuribles” (futuros posibles en cualquier campo) es partir del punto más elevado de certeza disponible, esto nos ahorra recursos que de otra manera serian desperdiciados. El primer punto cierto que podemos aceptar es el de la innegable condición evolutiva de la especie humana, proceso que se remonta más allá de lo que Darwin pudo concebir pero que, ciertamente, no es ilimitado. Tuvo un comienzo y, por ende, tendrá un fin (como especie o raza humana). Un segundo punto de partida lo podemos establecer en relación con las limitaciones (y por lo tanto, potencialidades) actuales: el ser humano en todas sus manifestaciones se encuentra  limitado por barreras de tipo físico o supra físico que le impiden considerar en toda su magnitud su propia esencia y sus potencialidades. Solo por citar un ejemplo diríamos que el ojo humano percibe únicamente la luz que vibra en cierto rango del espectro (entre el rojo y el violeta), pero no es consciente por sí mismo del espectro infrarrojo y del ultravioleta. Otro tanto sucede con muchas de las manifestaciones humanas o dimensiones en donde pervive, bastaría solamente con detenernos a examinar cuidadosamente y veríamos este hecho manifestado en casi cada actuación del ser humano. 
Aceptando estos dos elementos como puntos de partida, nos podemos internar en este análisis que, tentativamente, debería llevarnos a dos conclusiones: por un lado, nuestro planeta se está renovando cada día y este proceso se está acelerando, pero por otra parte, si somos un elemento esencial de este planeta, existe una responsabilidad directa sobre dicha renovación; podemos ser parte de ella y actuar de modo congruente y asertivo para que este proceso sea lo menos doloroso y lesivo, o podemos sentarnos y esperar que el universo, por su propia cuenta, realice los ajustes que considere necesarios.
La única manera posible y concebible de que el planeta (y también cada individuo) se renueve es desde dentro del planeta mismo. Esperar que una entidad superior como un Dios, un Maestro Ascendido, una Civilización Mayor, etc., actúe para reparar el planeta e impulsar la humanidad hacia ese escalón superior de evolución, no es más que una locura y un desacierto concebible solo en una mente errática y poco desarrollada. Únicamente el mismo organismo es capaz de curarse a sí mismo, pues aunque la medicina apropiada sea ingerida, es el organismo quien la transforma, descompone, apropia y hace las correcciones necesarias. Las fuerzas externas que están llegando no son más que impulsos, sugerencias, propuestas y luz que se puede aprovechar para realizar este impulso. De la humanidad depende que así sea. Esto no es nada nuevo, no es algo que ya no sepamos o algo de lo que no estemos convencidos, lo que sucede es que nos hemos negado (y seguimos negándonos) a aceptar que solo desde dentro de nosotros mismos podemos mejorar las condiciones actuales del planeta. Un colectivo (llámese país, nación, región, ciudad, etc.,) no puede evolucionar a menos que todos y cada uno de sus miembros realicen ese avance por separado, de manera personal, congruente y efectiva. Esta es la única forma concebible de lograr un cambio sustentable en el tiempo.
Las limitaciones que tenemos ahora mismo como civilización no son diferentes de las que cada persona encara en su día a día. Escasez de visión, visión errada, sesgada; objetivos individuales que van en contra del bien común; ideales expresados solo en posesión material; falta de interés en causas humanas; arraigo de la tradición y la cultura que impiden aceptar la obligatoriedad y la importancia del cambio, entre otros, son solo elementos que debemos combatir desde nuestras realidades personales. En otras palabras, luchar decididamente contra nuestras propias miserias (no solo las materiales, sino también las espirituales, teniendo presente que la “espiritualidad” no tiene nada que ver con la religión). Cuando una miseria personal (como la obstinación, los celos o la ignorancia, por ejemplo) es derrotada, toda la humanidad aprovecha el resultado de esta batalla ganada, y estos cambios son visibles para quien tiene la capacidad de verlos, sentirlos y vivirlos. Estas batallas y estas apropiaciones se están dando continuamente en todo el planeta y van mucho más allá de nuestra escasa comprensión de la realidad única.
Aquí se abren dos elementos más: por un lado la necesidad de creer y valorar (aunque no los veamos) esos cambios, y por otra parte, y gracias a ello, podemos atestiguar la veracidad de ese Gran Cambio del que hablamos a comienzo de esta charla. Recogiendo un poco lo dicho, se puede afirmar que los cambios vibratorios que muchas personas estamos percibiendo en el mundo entero (esta percepción se está haciendo visible tanto en el cuerpo físico como en el plano emocional, sentimental y energético) están siendo producidos por nuestro propio modo de concebir ahora mismo la existencia y de reafirmar nuestra condición humana, pero también, y como consecuencia de ello, está entrando renovada corriente energética proveniente del mismo sol y de sistemas superiores que hace que las estructuras arcaicas (sean de cultura, de poder, de pensamiento, de intercambio de bienes, social, etc.,) se estremezcan, se preocupen, reaccionen violentamente, se transformen, sean aniquiladas o escapen hacia otros mundos, dependiendo de su fuerza y de su papel en el desarrollo de la raza humana. También el mal desempeña un papel creativo e importante en un mundo concebido para el bien y por tanto, basado en la dualidad. Y esto debe ser claro: ante un impulso decidido del bien, tenemos que esperar una arremetida del mal, pues uno no puede vivir sin el otro en un mundo –insisto- dual como el nuestro.
Mal humor inesperado, reacción violenta ante hechos triviales, endurecimiento de las políticas migratorias, despidos colectivos en las empresas y desafíos a las estructuras jerarquizadas como la iglesia, la policía, el gobierno son solo algunas de las manifestaciones de la proximidad de ese cambio vibratorio del planeta y de la elevación de la condición significativa del ser humano. Pero no hay que caer en alarmismos y reacción panfletista, pues del lado del bien también hay reacciones igualmente fuertes y efectivas. No en vano la aparición constante de nuevos grupos o colectivos entregados a causas profundamente humanitarias, la ampliación del campo de acción de la consciencia expresado en la valoración de los aportes a la humanidad realizados por otras especies coexistentes (plantas, animales, etc.,), la aceptación abierta o callada de la existencia de seres más avanzados, las canalizaciones de mensajes provenientes de esferas superiores; la exquisitez a la hora de seleccionar lecturas, comidas o amistades, la aceptación de la Astrología, la Cábala o el Tarot como parte importante de nuestra existencia y la exploración de nuestro destino individual y colectivo son solo algunos de los hechos más destacados que nos llevan a establecer un tercer punto de certeza del cual debemos partir para un futuro posible análisis de la condición humana y sus potencialidades. 
Mientras tanto, tenemos mucho por hacer. En primera instancia, apagar el “Automático” de nuestras vidas y vivir en manual, siendo conscientes en cada instante del “qué”, el “cómo” y el “para que” de todas nuestras actuaciones. Posteriormente, proponernos a explorar “otras posibilidades” aun cuando esta actitud nos lleve a confrontar “creencias”, “organizaciones estatales”, “valores sociales o morales”, “tradiciones” o “paradigmas de vida”. Para este segundo movimiento requerimos valentía, coraje y arrojo, que solo se consiguen con la actuación.  Al cabo de unos días de práctica, notará algunas cosas curiosas tales como:
-          Sus amigos y conocidos se irán alejando de usted, se irá quedando cada vez más solo(a).
-          Su capacidad de apreciación (del mundo, de las circunstancias, etc.,) se verá tremendamente ampliada.
-          Empezará a notar que usted es parte de todo y que todo es parte de usted mismo(a).
-          Con cada miseria que elimine de su vida, una virtud ocupará ese lugar, con lo cual será un(a) virtuoso(a), y eso hará que brille entre la multitud.
-          Percibirá que ahora tiene una misión clara en esta existencia y que no debe desviarse de su logro.
-          Comprenderá que todas las misiones personales no son más que expresiones de una Gran Misión para la humanidad.
-          Ya no aceptará en su intimidad nada que no se identifique con ese ideal elevado que ha fijado.
¿Todo esto vale la pena?... No lo sé. Inténtelo y me cuenta.
Escríbale al autor (o mejor no le escriba)
2262287343@qq.com


martes, 9 de diciembre de 2014

DE COSAS NORMALES Y DE RAZONES SUFICIENTES


En una época de cambios dentro de un cambio de época como en el que estamos, muchas cosas se hacen posibles pero muchas cosas cambian. Dentro de estos cambios existen niveles y también hay direcciones; se presentan posibilidades y se abren opciones. Nueva luz es arrojada sobre viejos problemas irresolutos y otro empuje es adherido al desgastado y absurdo movimiento que mantiene viva la rutina de cada ser humano. Es necesario cambiar. Pero no se trata de cambiar por cambiar, de moverse de un lugar para ocupar el mismo espacio en otro sitio. Es mucho más que eso, es más que hacer un giro de 360 grados (frase acuñada por una reina del desgastado concurso de belleza). A continuación destacaremos algunos cambios e intercambios notables en relación con lo que el común de las personas aceptamos como normal y como anormal. Veamos si no:
Carnes y vegetales en bolsa plastica, es normal?
-          La Normal de Varones y la Normal de Señoritas. Ambas escuelas se transformaron en la Escuela Normal, lo cual es perfectamente normal para una sociedad que se precie de incluyente.
-          La obligatoriedad de acudir a la escuela (colegio, universidad) por imposición de otra institución como la iglesia católica o la policía nacional, se transformó hace un tiempo: ahora la imposición la hacen otras instituciones como las multinacionales o el Estado mismo.
-          En el matrimonio: “Hasta que la muerte los separe”, se transformó: “Hasta que los separe la muerte del amor
-          Normal era que el policía atrapara al ladrón. Normal es que el ladrón sea el policía y nadie los atrape a los dos.
-          Normal es evidenciar los cambios, anormal es hacer este tipo de clasificaciones.
Estas son solo algunas de las cosas que se pueden comparar y calificar de normal o anormal dentro de una sociedad como la nuestra. Claro que es interesante preguntarse por las razones que llevan a un ciudadano de a pie a hacer dichas clasificaciones, porque, entre otras cosas, ¿es normal que…
-          Que un ciudadano honrado que trabaja 12 horas en una construcción (o conduciendo un taxi, cuidando un adulto mayor, enseñando matemáticas, atendiendo un hogar ajeno o una recepción, etc.) se gane 500 mil pesos mensuales, mientras que un deshonesto Congresista (padre de la patria -hay de padres a padres y de patrias a patrias-, un gobernador (que desgobierna con sus propios delitos) o un banquero (que se apropia del dinero del trabajador honrado), se ganen diez y hasta 50 veces más que el trabajador de a pie?
-          Sigamos eligiendo cada cuatro años a un presidente mentiroso (siempre incumplen las promesas electorales), corrupto (terminan robando el presupuesto público), incapaz (nunca hacen algo realmente importante por la población más pobre y necesitada), miserable, mezquino, perverso, abyecto y canalla (siempre impone más impuestos para preservar su estatus y mantener a los pobres en su pobreza)?
-          Subsista la política como una profesión? Y quizás de las más importantes, cuando años, siglos de historia han demostrado lo profundamente corrupta que es?
-          Haya partidos políticos, cuando está suficientemente demostrado que somos una misma especie: La humana y que, por lo tanto, solo un partido podría existir: El humanismo o humanista?
-           Que la gente siga viendo masivamente la televisión, especialmente cadenas y programas cuyo único objetivo es “animalizar” (pido excusas a mis grandes amigos, los animales, pero este término es necesario aquí para referirse a un proceso de involución, nada mas), aunque para efectos de precisión, podríamos inventar el término “estupidizar”, un nuevo verbo que estaría de moda, además es pronominal: “Yo me estupidizo, tú te estupidizas, él se estupidiza… etc”.
Porque si todo esto es NORMAL, entonces también lo es el hecho de que muchos de esos canallas que se apellidan “alcaldes”, “congresistas” y “gobernadores” sigan pensando que la solución al problema del tráfico vehicular pasa por aplicar y ampliar el “pico y placa”. Esta medida lo que hace es trasladar el problema de circulación y movilización al ciudadano, pero sucede que este es un problema del Estado, no del ciudadano. Compren más predios a precio justo y amplíen las calles, en lugar de pensar en atacar y reducir las libertades ciudadanas.  Ahora bien, podríamos volverlo un problema del fabricante (al fin y al cabo esos oscuros personajes son multimillonarios) y obligarlos a que NO produzcan más coches. Me imagino a un Congresista diciendo: “Señores propietarios de Mazda, a partir de mañana solo podrán producir y vender 10 vehículos por día, pues no hay lugar en las calles para más coches”.  Para cada problema, existen al menos tres soluciones, lo que sucede es que por ignorancia terminamos aceptando aquella que nos afecta el bolsillo. Estamos pagando por electricidad (cuando el sol la provee gratuitamente) y por agua (cuando los ríos la proporcionan sin costo alguno), pronto empezaremos a pagar por el aire.    
Pero lo peor de todo esto es que hemos aceptado lo anormal, lo inmoral, lo absurdo y lo estúpido, como NORMAL, y yo me pregunto: “¿Es esto normal?
Escríbale al autor (aunque creo que no es normal):
JossP

martes, 2 de diciembre de 2014

ENTRE EXPROPIACIÓN, NIHILISMO Y METAFÍSICA


¿Qué tienen en común compañías  como Microsoft, Google, IBM, Novartis, Monsanto, entre otras, con la pereza mental, la incredulidad excesiva o el estancamiento cultural y espiritual? Y, además, ¿Cuál es la relación con la expropiación, el nihilismo y la metafísica? Por su naturaleza el ser humano tiende a la evolución, -esto es innegable-, sin embargo no deja de ser curioso como esa “evolución” no parece ser la constante durante las últimas décadas, (si bien es cierto que tecnológicamente ha habido un avance vertiginoso). Y no lo ha sido porque la pobreza, la miseria, el dolor y el sufrimiento han aumentado casi en la misma proporción. ¿Qué ha sucedido? En una especie de collage nos acercaremos a estos elementos desde una premisa sencilla: “Estamos viviendo en una realidad ajena”. Veamos:
La Expropiacion tambien les  tocará a ellos
Cuando un cliente pierde su capacidad de pago, el banco le expropia su vivienda. Esta persona, en el mejor de los casos, termina viviendo de la “caridad” del Estado (cómplice directo del desahucio). “Si no pagas, te expropiamos la casa, el coche y todas tus pertenencias”, dice la Banca (Internacional, nacional o local). El gobernante (nacional, regional o local) responde: “Tienes que pagar o te enviaremos la fuerza policial a sacarte de tu casa”. El jefe de la policía, a su vez, ordena a los subordinados: “Vayan a apoyar el desalojo”. El cliente, por su parte, desesperado replica: “No he podido pagar porque no tengo empleo”. La empresa privada expresa tímidamente: “Hemos recortado personal porque las utilidades han disminuido sensiblemente, ya que nadie compra nuestros productos”, en tanto que la publica manifiesta: “Estamos recortando personal porque el FMI (OEA, OIT, BM, OMC, BID, etc.) nos ha exigido recortar el gasto fiscal”. Al final, nadie es culpable de nada, pero el cliente terminó viviendo con su familia debajo de un puente.
Esto es desahucio material y económico, pero… ¿acaba aquí la historia?
¡No! La historia no acabará a menos que cada ser humano cree y recree su propia realidad, desarrolle todo su potencial y cumpla con su función. Y, hablando de cumplir el deber, hay quienes lo tienen claro y lo cumplen a cabalidad: Las grandes corporaciones que proporcionan “entretenimiento y diversión” (es curioso también que el ser humano usa estos dos términos para referirse a situaciones en las cuales NO tiene que pensar, tomar decisiones o esforzarse mentalmente, o, si  tiene que hacerlo, lo  hace entre unos límites claramente fijados).
¿Qué hacen ellas? Empresas como Google Inc., 20th Century Fox, Televisa, El Vaticano, RCN TV, CNN, CCTV, etc., cuyo principal objetivo es hacer dinero y alejarnos, tanto de él (su dinero) como de nuestro “día a día”, tienen la capacidad de transportarnos a su propio mundo, algunas veces peor, más devastado e inhumano como el que presentan los noticieros, y otras veces totalmente distorsionado, corrupto e irreal como en el cine. ¿Quién ha escrito el guion? ¿Quién programó el videojuego? ¿Quién concibió el escenario?...
El espectador se mete de cabeza dentro del programa, el noticiero, la película o el videojuego; lo vive, lo sufre, lo adora, lo odia, lo teme, mentalmente lo rediseña y, cuando termina el programa, retorna a su casa, a su propio mundo que no es más que otra simulación de otra empresa, de otra multinacional, de otra institución o de otra corporación. Y es que durante el videojuego vivimos en el mundo que el programador o desarrollador recreó para nosotros, cosa similar hacemos durante la proyección de la película, el noticiero o el programa de TV. Pero un día tendremos que damos cuenta que estamos fuera de nuestra propia realidad (si es que existe), que nos  han desahuciado también en lo intelectual. Ahora, además de vivir debajo del puente, sin comida, sin casa, sin empleo, también carecemos de conocimiento, de racionalismo humano y de ética. Descubrimos que todo nos está siendo impuesto desde instituciones como el banco, la empresa, el hospital, la gerencia, el gobierno, la delincuencia organizada, la escuela, la policía, la familia… ¿Qué hacer entonces?
Ante la expropiación económica, material, intelectual, ética y moral, ¿deberíamos dejar de creer? En su lado opuesto está el Nihilismo como una opción. Dejar de creer en cosa alguna. Apatía, anarquía, caos, vivir sin ningún orden; reacción contestataria a toda norma. Imponer el “No hacer” como una cultura ciudadana. Esto último supone una absurda contradicción: “Imponer” y “cultura ciudadana” son opuestos a “no hacer” y además no tienen nada que ver con la realidad personal o individual. Corregir un error con otro error es una tautología, inútil, viciosa, corrupta. ¡No!, aquí tampoco hay respuesta. Los dos extremos de toda situación son siempre perniciosos. Ni continuar en el mundo del desarrollador de software ni irse al Nihilismo nos aporta la solución. Allí solo gana dinero, prestigio, fama, reconocimiento y experiencia un “tercero”, nunca nosotros, y ni hablar de las ganancias reales e importantes.
Bueno, y la metafísica… ¿qué tiene que ver en todo esto? Ah, sí. Lo olvidaba. “Después” de la física o “junto” a la física encontramos posibles soluciones, desafortunadamente estas grandes corporaciones como bancos, iglesias o empresas; las instituciones sociales como la familia, el hospital o la universidad han descalificado, atropellado, enclaustrado y casi aniquilado el conocimiento real que llevaría al ser humano a comprender la forma de crear y recrear su propia realidad, y que permitiría apreciar la magnitud del desastre de vivir debajo del puente, sin hogar, sin ética, sin conocimiento y con pereza mental; angustiado por la falta de libertad.  Y es que hemos aceptado este desplazamiento y lo vemos como algo natural. Y es así, entre otras cosas, porque es muy difícil, de  hecho es  complicado “entender y comprender” un entorno cuando uno es parte de él. ¿Cómo le explicamos a un pez, lo que es el agua?,  ¿Cómo le explicamos a un ser humano lo que es la humanidad? Para ello es necesario salirse de la humanidad misma, dar un salto al costado para verla actuando, así podremos comprenderla, y la Metafísica, la Teosofía, el misticismo Sufí, la filosofía Zen, la meditación profunda, el sostenimiento de un elevado ideal, entre otros, ayudan a dar este salto. Te llamarán “loco(a)” o enajenado(a); te tildarán de “desadaptado(a)” y huraño(a); te nombrarán solo en voz baja y evitarán encontrarte contigo… estas son solo algunas de las muchas consecuencias de ser tú mismo(a). La elección es tuya, las píldoras azul y roja están sobre la mesa. Toma la de que desees, porque mientras tanto:
Se seguirán haciendo elecciones presidenciales, regionales y locales, se seguirán eligiendo gobernantes, jefes de policía, gerentes empresariales; seguirán habiendo padres y madres de familia, profesores y directivos garantizando que la historia de desahucio, desarraigo, pereza mental, imposición de una realidad totalmente falsa, se sigan repitiendo. ¿De quien es la culpa? ¿En manos de quien está la solución? Ninguna corporación multinacional, ningún banco local, nacional o estatal, ningún programador de software hará algo bueno por ti. A ninguno de estos agentes del miedo, del terror y de la ignorancia le importa que tú pienses, que te cultives, que tomes consciencia. Por ello es que los atrevidos y atrevidas, los osados y las osadas, aquellos seres que han cruzado los límites del actuar y del pensar “socialmente incluyente” han sido siempre descalificados, marginados, tildados de dementes y encerrados, porque la libertad de pensamiento, de acción y de transformación del mundo (interno y externo), propio y ajeno, es altamente contagiosa.
Escríbale al autor (solo si deseas ir a parar a un manicomio):
JossP
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viernes, 28 de noviembre de 2014

EL TIEMPO DEL COMPROMISO


Hay un tiempo para sembrar y uno para cosechar; un tiempo para nacer y otro para morir y un tiempo para pensar y otro para actuar. La actividad que se hace fuera del tiempo correspondiente se torna estéril, inútil y costosa, es por ello que una de nuestras responsabilidades como seres humanos pensantes, es saber cómo y cuándo actuar dentro de los términos de la economía del universo manifestado y no manifestado. 
La madera al quemarse, trae a la  existencia al sagrado fuego
A veces actuamos antes del tiempo conveniente y con nuestra actuación acarreamos más sufrimiento tanto para los demás como para nosotros mismos. También, a veces, nos empleamos y empeñamos esfuerzos y recursos después del tiempo adecuado y con ello obtenemos perdidas que pueden llegar a ser importantes. Entonces,  ¿Cómo saber con certeza cuándo y cómo actuar? A simple vista no existe una respuesta adecuada para este interrogante, no obstante si profundizamos un poco más la observación, si agudizamos la percepción más allá del simple actuar de los cinco sentidos, obtendremos una respuesta lo suficientemente acertada como para dirigir nuestros esfuerzos en alguna dirección. ¿Se trata, entonces, de creer? ¡Un poco sí! De creer en la información que  nos llega por otras fuentes tales como la intuición o la clarividencia y, ante todo, de creer en nosotros mismos y en las capacidades casi infinitas que poseemos. Creer mientras alcanzamos el estado de desarrollo que nos permite comprobar o rechazar.
¡Creer es importante! Creo que ahora es el tiempo de comprometerse con una causa cuyo ideal sea el más elevado y esta causa puede ser interna o externa, es decir, puede ser del tipo espiritual o directamente estar relacionada con el actuar humano. Tanto la creencia en sí misma como el actuar, más o menos errático o acertado de una persona, están directamente relacionados con las facultades espirituales que haya desarrollado. Es por eso que la actuación, sin importar la dirección, es el primer paso para un avance acertado. Poco tiempo después, tendremos la ocasión de corregir el rumbo y aligerar la carga que llevamos a cuestas. Si el camino se estrecha – y lo hará-, el peso de la carga se debe aligerar o al menos, acomodar para que permita transitar con seguridad.
En este transitar con seguridad se encuentran incluidos elementos que debemos honrar o herramientas que podríamos utilizar más sabiamente. La disciplina es una de ellas, aporta al crecimiento y desarrollo del ser, permitiéndole afianzar los pasos en el sendero. Es aquella condición que nos hace levantarnos cada mañana aunque esté lloviendo y acudir al trabajo o al estudio sabiendo que lo que tenemos por hacer ese día, ha de ser hecho sin importar las condiciones exteriores. La tarea ha de ser hecha  hoy mismo.
Frente a esta respuesta del “Actuante” cabe preguntarse si en algún momento la disciplina se puede tornar en óbice para la evolución, y la respuesta es positiva. La rigidez en la disciplina hace que perdamos de vista el objetivo central del actuar, o que nos quedemos anquilosados en las pequeñas trampas de la cotidianidad. Podríamos acabar discutiendo el “por qué” el monstruo de tres cabezas tiene un zapato verde y otro azul, es decir, terminaríamos perdiendo de vista lo importante para concentrarnos en las nimiedades circundantes. En un caso extremo, quizás acabemos considerando la disciplina como el objetivo de la existencia, olvidándonos que lo que ella permite es que andemos un camino paso a paso con la certeza de alcanzar la meta que hay al final del mismo. Pero ella en sí misma, no da pistas acerca del sentido, importancia o veracidad de esa meta. Al deportista le permite desarrollar su cuerpo físico, al matemático comprobar sus hipótesis y al estudiante, graduarse. ¡Eso es todo! ¿Y qué sucede después?
La disciplina es una fuerza que motiva, que invita a moverse en un sentido particular durante una cierta cantidad de tiempo. Al término de la meta, deberá ser renovada. Pero, ¿Cómo saber con exactitud cuándo cambiar o renovar los parámetros de disciplina? Tomemos un ejemplo antes de analizar el “después”.
El militar que lleva años en cumplimiento de sus tareas (y quizás de su deber), tiene una rutina adquirida a fuerza de disciplina. Levantarse, arreglar la cama, vestir su uniforme, marchar, parar, saludar, etc. Todo lo hace rutinariamente. No obstante, al llegar a casa con su familia (o al momento de jubilarse) deberá cambiar o “ajustar” esta “disciplina” a las nuevas circunstancias. Si este mismo personaje, se transforma en, digamos, empresario, sus rutinas y su disciplina deberán ser ajustadas, pues de lo contrario se volverían en contra de sus nuevos retos.
Un segundo elemento que debemos honrar es la responsabilidad que surge como un compromiso frente a la sociedad en general, a la pareja en la convivencia, al superior en la empresa y luego, frente a uno mismo(a), de cara a su propio ser interno que, a modo de “Vigilante silencioso”, espera en la oscuridad.
Ciertamente, en la sociedad uno es responsable por los hijos(as), la actuación de sus subordinados y por el cumplimiento de su propio deber, pero existe otra responsabilidad que, al no ser socialmente exigible, tendemos a descuidarla. Se trata de la responsabilidad por nuestra propia felicidad, o lo que es lo mismo, por nuestro propio desarrollo y evolución espiritual.  Ella deberá estar presente en todas las dimensiones del ser humano, no solamente en la social, sino que también debe ser visible en lo intelectual, la ética y lo espiritual. El Pensador tiene como compromiso honrar el conjunto de su constitución y no dedicarse exclusivamente a una porción de ella, descuidando las demás. Tanto en proporciones como en momentos, se puede errar, por ello es que vivir de recuerdos o anhelar el futuro son dos formas de perder. ¿Antes o después, cuándo y cómo?, son interrogantes que debemos responder. Y es que asumir la responsabilidad sobre las causas conlleva a un mejoramiento de nuestro carácter, en tanto que la responsabilidad sobre las consecuencias tiene un impacto directo sobre la personalidad, siendo necesario repetir una y otra vez el proceso.
Frente a este panorama, cabe preguntarse si realmente estamos actuando de manera integral y, en caso de que la respuesta sea positiva, inquirirse acerca de la realidad de dicha actuación, del impacto que se esté logrando y confrontarnos con el plan que trazamos inicialmente para esta existencia. Nunca es tarde para realizar ajustes respecto de la responsabilidad por el actuar con disciplina y responsabilidad y con el ánimo de cumplir con la meta más elevada que podamos visualizar. Tenga presente que un ideal inferior no justifica los esfuerzos para alcanzarlo, pero que carecer en su totalidad de una meta digna, desafiante y profundamente humana, es aún más desastroso y punible a la hora de recoger la cosecha, es decir, al momento de abandonar temporalmente esta existencia física.
Comprométase, hágalo ahora mismo. Deje la duda acerca de un presente, la melancolía por un pasado y el anhelo de un futuro que no existe. Los miedos, las fluctuaciones temporarias de una personalidad inmadura e indecisa solo acarrean insatisfacciones que tarde o temprano acabaran explotando en su misma cara. Ellos, así como las dudas o inseguridades solo son la antesala del fracaso más exitoso. No se permita fracasar en una parálisis irracional indigna de un Pensador que lleva milenios sobre la faz de la tierra. Aunque no lo recuerde, un día hace siglos, quizás solo años, usted elaboró un plan de vida, asumió unos retos y trazó unas metas; ahora que ha llegado el momento de asumir su responsabilidad sobre estos planes, redefina su disciplina y dedíquese por completo a recorrer ese camino. ¿Acaso no ve la premura del ahora?, ¿acaso los gritos de la multitud no le llegan? ¿Hasta cuándo nos haremos los sordos frente al sufrimiento humano manifestado de tantas y tantas maneras? ¡Actúe! Sea el protagonista de su propia historia.
Escríbale al autor:
JossP

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martes, 11 de noviembre de 2014

VIVIR UN DÍA A LA VEZ, CON VALOR Y SABIDURÍA, SABIENDO QUE TODO ES PASAJERO


Las triadas siempre han sido la forma en cómo se realizan las construcciones, se llevan a cabo los cambios y se renuevan las estructuras. A veces estos tres elementos son visibles, tangibles y cambiantes en su aparición o actuación, pero otras veces son tremendamente sublimes, imperceptibles y a la vez efectivos. Y es que el universo mismo no podría ser creado de otra manera, tal como el nacimiento de un ser humano (así como el de casi todas las especies) precisa del concurso de otros dos seres. Tal como históricamente se nos ha dicho, cada uno de estos tres aspectos tiene sus funciones particulares y representan una manifestación  del Todo (un Todo único y completo, pero inmanifestado). La tabla 1 presenta una sencilla conformación de algunas de las principales triadas que nos han llegado al presente.

Aspectos de la conciencia del Logos

Brahama-nismo.

Hinduismo

Zoroastrismo

Cábala

Catolicismo

Teosofía
Aspectos del alma


Pléyades
Voluntad
Ananda
Brahma
Kriya
Keter
Padre
Amor
Voluntad
Hesperia
Sabiduría
Chit
Vishnu
Jnana
Binah
Hijo
Poder
Servicio
Eritea
Actividad
Sat
Shiva
Ichcha
Chochmac
Esp. Santo
Sabiduría
Amor
Eglé
Tabla 1: Diversas trilogías.

Comprender las razones por las cuales se necesitan estos tres componentes para la evolución nos permite adentrarnos un paso más en nuestro propio compromiso de crecimiento y desarrollo espirituales. Un creador, un conservador y un destructor son necesarios, tal como se aprecia en este ejemplo cotidiano:

En un banco de la plaza se halla una persona inmersa en su propia realidad, pensando y recreando su propio mundo de ideas; sumido en un mar de elucubraciones, no expresa nada, no produce nada –nótese que hasta ese momento no existe ninguna manifestación externa de esa su realidad-. Más tarde llega su mejor amigo y le pregunta: ¿Qué estás haciendo? En este momento el primer sujeto inicia una explicación de todo cuanto está pasando por su mente, de sus temores, sus alegrías, sus inquietudes frente a aquello que está pensando. Le comenta sus conclusiones. El segundo personaje le refuta aquellas conclusiones y lo invita a reflexionar en tal o cual dirección, obteniendo una respuesta contundente del primero. La discusión se acalora mientras el segundo trata de rebajar y destruir los postulados del primero”.

Hasta aquí tenemos dos manifestaciones: El creador y el destructor. Mientras uno construye postulados, teorías, presupuestos, el otro los refuta, los destruye. Cabe anotar que, con algunas variantes, esta es una forma de aprendizaje utilizada por algunas escuelas Tibetanas en donde la refutación hace parte de la creación. Pero sigamos adelante con nuestros dos personajes. Acto seguido aparece en escena el tercero, el conservador:

“Después de largas horas de debate, llega al parque un tercer amigo y se une a la pareja, que ahora se conforma en un trio. Esta persona es más sensata y procura calmar los ánimos escuchando a ambas partes y hallando los puntos de coincidencia y de desavenencia. Acerca posiciones distantes y encamina la discusión hacia la obtención de conclusiones válidas para ambas partes”.

Este sencillo y prosaico ejemplo permite visualizar en menor escala las funciones de las tres manifestaciones del Todo. Pero,  ¿Qué sucede a nivel superior? Pues a escala universal tenemos un poco de lo mismo, pero más elevado, más sublime y trascendental. Un Creador (que se encuentra inmerso en su propia realidad), voluntad o potencialidad; sin movimiento, sin manifestación; que lo contiene todo pero no es ese todo. De ese “Primer Aspecto” emana el Segundo, totalmente diferenciado y contenido en el Anterior, pero no es una porción, es también el Todo mismo. De la interacción de estas dos manifestaciones, se deriva o expresa el Tercer Aspecto. O dicho en otras palabras: “El que habla, con Quien habla y de Quien se habla”. Algún importante rabino judío lo ejemplificó magistralmente con estas palabras: “La Luz que todo lo contiene busca la forma de manifestarse y crea la Vasija para que reciba su Luz, posteriormente esta Vasija decide también dar Luz y se transforma en la Fuente”. En el plano físico vemos la triada como las tres cualidades de la materia: Inercia, Ritmo y Movilidad y también en las denominadas “Gunas”: “Tamas, Satvas y Rajas” (con sus respectivos tipos de alimentos).

Pero ¿qué relación existe entre las Triadas y el título de este post? Pues bien, “Vivir un día a la vez,  con valor y sabiduría, sabiendo que todo es pasajero”  corresponde a una triada que se puede trabajar en nuestra cotidianidad.  Vivir el presente, construir, pensar, repensar, asimilar, contemplar y asumir todo lo que esté dispuesto a darnos ese día. Apropiarnos de nosotros mismos durante ese único día que tenemos por delante. Un instante donde cada acción cuente, sea importante aunque se trate de cosas tan cotidianas como cepillarnos los dientes o ir al trabajo.

Con valor y sabiduría”: Todo lo que hagamos ese día merece nuestra más profunda atención y todo el coraje del que dispongamos. No amilanarse por los desafíos que ese día nos tenga preparados. Afrontar nuestro destino con honestidad, sinceridad y responsabilidad. Tener presente que, posiblemente, el único “pecado” por el que nos juzgarán es por no haber intentado algo.  Que la lección más grande no consiste en tener éxito o en fracasar, sino en haber realizado el esfuerzo necesario con todo nuestro potencial.  

Sabiendo que todo es pasajero”: Al final, todo pasa. Nada perdura. La felicidad y la infelicidad se van; a un estado de serenidad y paz le sigue otro de inquietud y movimiento. Hay un tiempo para nacer y otro para morir; uno para sembrar y otro para cosechar. Los ciclos son los que posibilitan el avance, por lo tanto, actuemos decididamente en el presente con la certeza que todo pasará. Construyamos nuestro propio mándala con toda la dedicación, la pulcritud y el amor que podamos expresar, pero con la total convicción que al terminarlo, será destruido.
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