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viernes, 28 de enero de 2011

DE LA VOLUNTAD RECTORA DE LA VIDA




"La libertad del entendimiento consiste en ser esclavo de la verdad y la libertad de la voluntad en ser esclavo de la virtud."
Jaime Luciano
Si le pudiéramos preguntar a un cadáver tirado en el piso por su deseo más ferviente, sin duda diría: ¡Volver a la vida!. Aun el ser más triste y miserable siente nostalgia por una vida, por una oportunidad de hacer las cosas diferentes y de volver a empezar; y es que en el fondo, el alma es la que está dispuesta a reacomodar la existencia porque es ella la que conoce las circunstancias que llevaron a su renacimiento en el planeta; ella está constantemente buscando la manera de acelerar el crecimiento personal y aportar a la evolución del Pensador a quien pertenece, por eso es que se hace necesario que estemos atentos a escuchar la voz interior, aquella que desde el fondo del alma reclama atención. Debemos estar despiertos, es decir, conscientes y atentos a los cambios para aprovechar las energías que se cruzan por nuestro camino, de lo contrario la evolución se retrasará innecesariamente. A continuación hablaremos un poco acerca de las circunstancias que llevan al Pensador a tomar consciencia de su existencia, de la forma en cómo se puede aprovechar las energías y de las consecuencias de estar despierto, es decir, de existir.
Situando la Voluntad en la cúspide de la Triada Superior (Voluntad – Intuición – Mente Pura), es de notar su correspondencia con la Kabalah en relación con Keter (La Corona) y, como toda corona que se respete, está ubicada sobre la Cabeza, pero no es la cabeza misma, ni corresponde con su esencia. La Voluntad rige y manda sobre todos los demás aspectos que se encuentran por debajo de ella, es decir, tiene injerencia sobre la intuición, la mente pura, la mente concreta, el deseo, la vitalidad y el cuerpo físico, sin ser ninguno de ellos. Lo anterior supone una complejidad de tareas y fines relacionados con la Voluntad, pero ante todo, da a entender que el Pensador posee en ella un arma increíblemente fuerte e importante en todo el proceso de evolución (léase Salvación en términos religiosos). La Voluntad tiene la capacidad de regir los cinco sentidos, de mandar sobre ellos y elegir el grado de atención que se prestará a las percepciones, sensaciones o sentimientos que la personalidad muestre. Ella puede dirigir las energías necesarias para atender los procesos vitales tanto del cuerpo físico como del deseo y de la mente, es, por tanto, una especie de decantadora de la acción, pero no es la acción misma, pues esta cualidad de movimiento corresponde a la Sabiduría, así como la condición de Actividad imprime el ritmo a la materia.
De hecho, la Voluntad per se, es quietud, inercia (Tamas); es el Padre amoroso que precisa del Hijo para que actúe mediante el Espíritu Santo,  y transforme la materia, la moldee y la haga evolucionar. Se corresponde con el Primer Logos o  Punto indivisible de la Kabalah, por tanto, crea pero no da movimiento ni ritmo al desplazamiento. El conocimiento y la aceptación de la existencia de la Voluntad, primer paso en la toma de consciencia por parte del ser, le permite encontrar en él la semilla o chispa divina que le dice que, de algún modo y en algún lugar, se es parte de Algo más grande y eterno, de un TODO que lo llena e interpenetra todo, aun cuando no lo pueda dilucidar en ese momento. Tomar consciencia significa que el Pensador intuye que la existencia tiene un objetivo y se rige por un Plan perfectamente trazado desde lo más recóndito del universo. La repetición de las estaciones, la continuidad de la vida a pesar de la muerte, la respiración, la salida y puesta del sol, la complementariedad entre especies y seres, la trascendencia de los pensamientos y la inmensidad del universo hacen que el Pensador tome consciencia de sus limitaciones y, por ende, de sus potencialidades casi infinitas; es decir, hace que despierte y empiece realmente a vivir. Quizás este sea el objetivo de esta existencia para la mayoría de personas: despertar, empezar a existir, tomar consciencia de su condición divina y su potencial que lo llevará a ser uno con el Creador.
En relación con las circunstancias que llevan al Pensador a tomar consciencia de su existencia real y potencial, se pueden nombrar varias; entre ellas tenemos el dolor como vehículo de consciencia que permite asimilar experiencias y aprovechar sus enseñanzas en beneficio del ser mismo, son numerosos los casos de personas que después de un grave accidente automovilístico toman consciencia de su esencia y de su Creador y a partir de allí, sus vidas se encaminan por sendas insospechadas de gratitud y beneficio hacia la humanidad; el ejemplo ajeno aplicado a su propio desarrollo es otra forma de tomar consciencia, si bien es cierto que precisa algún grado de comparación y apropiación de dichas experiencias ajenas; y, finalmente la enseñanza directa por parte de los Grandes Maestros Iniciados en los misterios eternos, conocimiento que se halla disperso incluso en libros y escuelas de orden esotérico alrededor del mundo. Son muchas las circunstancias y situaciones que llevan al Pensador a tomar consciencia de su propia existencia, esto dependerá de muchos factores tales como los hereditarios, el aprovechamiento de vidas anteriores, la familia y el país en donde se ha nacido, el círculo de amigos y conocidos con el que se rodee la persona, etc., no obstante hay algo seguro: un día no lejano, todos y cada uno de los seres vivientes llegan a tener consciencia despierta, pues el llamado eterno del alma suele imponerse por encima de los gustos pasajeros de la personalidad.
Llegados a este punto no podemos menos que sentirnos congraciados con la existencia al notar la cantidad de sucesos que debieron darse de manera continua y a veces simultánea, para que fuésemos ese ser que ahora somos. No existe la casualidad, solo la causalidad; nada sucede en la vida por accidente, lo que acontece es que no conocemos las causas que motivaron tal o cual suceso y en tal sentido, lo atribuimos erróneamente a una “casualidad del destino”, sin darnos cuenta que en el universo concebido en la mente del Creador, todo opera de acuerdo con unas leyes perfectamente establecidas, pudiéndose notar entre ellas las siguientes:
  • Como es arriba, es abajo.
  • Toda acción, genera una reacción.
  • La realidad es mental.
  • La causa de la vida es el movimiento.
  • El sufrimiento tiene causa en la dualidad.
Estas son solo algunas manifestaciones externas de lo que puede ser esa gran Ley que todo lo rige y que algún día comprenderemos en su totalidad. Estamos llamados a comprenderlas y usarlas en nuestro beneficio y en provecho de toda la humanidad, pues un avance significativo en una persona, significa un gran adelanto para la humanidad en su conjunto, esto aplicando una de las leyes anteriormente mencionadas. Por el contrario, nadie tiene derecho a la ignorancia y por eso lo pagará caro,  y lamentablemente ensombrecerá el camino de todos, porque la humanidad es un conjunto perfectamente interrelacionado y conectado entre sí. Pero, hablemos un poco de las formas de aprovechar estas leyes y energías a favor nuestro. Este proceso pasa por el fortalecimiento de la Voluntad, es decir, de la toma de consciencia, tema que fue abordado en pasadas conferencias y que sugiero repasar. Al comprender que todo está interconectado, el Pensador comienza a actuar desde esa convicción, es decir, se pone de lado de la evolución misma con lo cual el mundo todo se esfuerza en ayudarlo, pues la naturaleza posee su particular raciocinio para detectar aquellos potenciales e incansables trabajadores que pretenden ayudarle. El Pensador comprende que si pone en marcha una acción, cualquiera que sea el sentido de la misma, como la maledicencia por ejemplo, más tarde o más temprano obtendrá la reacción de la misma con una fuerza e intensidad proporcional a la acción misma; igual situación se tiene frente a una acción de ayuda eficaz hacia alguien o algo.  Lo anterior ejemplifica la importancia de tomar consciencia del poder del pensamiento pues el mundo real es mental y nunca me cansaré de divulgar esta realidad pues gran parte del sufrimiento del mundo está relacionado con el pensamiento negativo que encierra el conjunto de la humanidad. Es necesario, pues, sanar por dentro si se desea que el mundo sane. Concientícese de que el sol es quien le aporta vitalidad a su ser; salga al sol, mírelo y siéntalo como parte de su existencia; abrace al árbol, siéntalo vibrando y trabajando en su ayuda; ayude al perro que mueve su cola saludándolo, observe en él la chispa de la creación divina y mire cómo los seres necesitados están en todas partes esperando su ayuda. No te arrepentirás de haberlo hecho y en cambio, nunca te perdonaras el omitirlo. 
A modo de ejemplo acerca del principio del movimiento podríamos decir que un lago que no recibe agua constantemente del medio ambiente termina por deteriorarse, sus aguas se descomponen y se seca. Es necesario para la vida que todo fluya, que exista un movimiento continuo desde y hacia algo, pues las energías deben circular constantemente para que haya creación; la muerte como tal no es más que una creación disimulada pues lo eterno no tiene fin, como tampoco tuvo comienzo. La Física ha entendido esto y por eso dice: La energía no se pierde, se transforma. Todos somos energía y por eso debemos estar en movimiento constante. Todos tenemos el deber de instruirnos y de instruir a los demás desde nuestras propias posibilidades, no hay otra manera de avanzar en el camino de la evolución. Finalmente, analicemos de manera breve las consecuencias de estar despierto, es decir, de existir, de haber puesto en marcha el ejercicio de la voluntad en nosotros mismos. Despertarse significa, como cuando lo hacemos cada mañana, ser consciente del medio en que nos movemos y del papel que se juega en la existencia misma; es responder a la antigua pregunta: “Quien soy”, y decidirse a salir a la calle con las mejores galas y dispuesto a crecer ese día, a vivirlo como si fuera el ultimo día sobre este planeta; sin temores, sin dudas; dispuesto a vivir y estar presente en cada instante de ese día. Disfrute al máximo cada cosa que sucede y se cruza por su camino: un ave volando, un niño lentamente caminando, el café de la mañana, la lluvia que cae y renueva la tierra, las personas de todos los colores y razas con sus formas distintas de ser y de actuar, la puesta del sol de cada día y la salida del astro por el oriente…no se pierda de ningún suceso de su propio día. Así se dará cuenta que usted existe y que existen muchos muertos vivos que andan por las calles pero que perdieron la posibilidad de vivir hace algún tiempo. Las consecuencias de estar vivo son muchas y de este tipo, entonces no se quede dormido y quieto, la vida tiene como causa el movimiento, ¡muévase ahora mismo!, oblíguese a sentir y a vivir, porque la vida es ahora mismo.

Este post está dedicado al Lic. Carlos Alberto Hidalgo Jaimes, amigo, filosofo, historiador, buscador de Dios, generoso y feliz con la vida que le tocó vivir. Un ser que ha demostrado su gran voluntad hacia el mundo y sus semejantes. Sin duda, un personaje de la otra orilla.