eternidad y amarrar el pasado al corazón y la mente sin reconocer que la vida entera sucede en cuestión de un minuto. Sentado en la estación del metro de Plaza de Castilla y mientras al lado y en el anden de enfrente desfilan procesiones de transeúntes que esperan la llegada del próximo tren, me doy cuenta que en ese preciso instante la vida está sucediendo para los siete mil millones de personas que alberga este bello planeta, sin contar los otros seres que nos acompañan.
Si pudiéramos juntar en un mismo contenedor todos y cada uno de estos instantes, tendríamos la existencia total reunida para contemplarla en su magnificencia. Seguramente las palabras no alcanzarían para describir este espectáculo de color, forma, sabor y olor; esta variopinta sucesión de elementos que dan vida al mundo. En un instante la vida. La visión que aparecería ante nuestros ojos seria la de un caleidoscopio alucinante que por su aparente falta de sentido individual, mostraría el todo único y eterno que es la vida, incluyendo la muerte.
A ver, miremos dentro de ese contenedor. Miremos el mismo instante pero para cada uno de los seres que habitan el planeta tierra. Lo ideal sería hacerlo sin juzgar, sin pretender absolutamente nada. Solo mirar.
Un bebé nace, mientras un anciano muere.
Una flor nace, mientras otra palidece.
María se despierta en Perú, mientras Carlos se duerme en Japón.
Un gato caza un ratón, mientras otro ratón roba un trozo de queso.
Una semilla germina mientras un fruto es ávidamente devorado.
Un riachuelo nace en América mientras una quebrada se seca en África.
Un trozo de papel es arrojado a la basura mientras otro es reciclado.
El sol despunta en el Mediodía francés, mientras se oculta en Kamchatka.
Una boda se realiza en Cali, mientras se lleva a cabo una separación en Berlín.
El viento sopla con fuerza en el Pacífico, mientras la calma reina en el Sahara.
Un Sacerdote celebra un bautismo en Chillán, mientras el Almuecín llama a la oración en La Meca.
Una persona es encarcelada en Ceilán, mientras otra es liberada en Estambul.
En Sicilia el mar está en calma, mientras azota con fuerza los fiordos Noruegos.
La niebla cubre Machu Picchu, mientras el sol quema el desierto de Gobi.
Un pastor arrea su rebaño en Siberia, mientras un campesino vacuna su rebaño en Pijao.
Un paciente se recupera de su adicción, mientras otro ser humano prueba la droga.
Una costurera cose un vestido en una aldea de Honduras, mientras un amante poseído de pasión rasga las bragas de su amante en Paris.
Un granjero Canadiense recoge la sabia del arce para hacer el jarabe, mientras un Guayú recoge la sal marina.
Un rico hacendado cuenta sus ganancias, mientras un pobre se queja de sus desdichas.
Un político corrupto celebra con su abogado, mientras un campesino honrado otea el horizonte con esperanza en la cosecha.
Una anciana en Madrid recupera sus recuerdos, mientras una niña en Sri Lanka proyecta su futuro.
Un soldado en Colombia prepara su mochila de campaña, mientras un General se acomoda en su sillón frente a la chimenea.
Un perro guía a su amo invidente, mientras otro perro muerde brutalmente a su dueña.
El Amazonas corre a raudales amenazantes, mientras el mar Muerto se seca.
La sabia sube a través de los arboles generosos, mientras la sangre se derrama en las guerras fratricidas.
Un Medico Sin Fronteras atiende un parto en un Hospital del Congo, mientras un asesino corporativo diseña, fabrica y comercializa una bomba de “Racimo”.
Las FARC en Colombia secuestran y matan a su victima, mientras se realiza una marcha por la paz mundial en Europa.
Un avión cruza los aires, mientras un submarino escarba las profundidades del mar.
La luna enfría medio mundo, mientras el sol calienta la otra mitad.
El Barcelona celebra su triunfo, mientras el Real Madrid llora su derrota.
Una familia en el aeropuerto despide a su hija, mientras otra le da la bienvenida a la suya, ambas lloran, pero no son las mismas lagrimas.
Un pez para la cena es capturado en el Misula, mientras una bahía es contaminada en el Caribe.
Yo estoy sentado escribiendo estas líneas, mientras usted las lee.
Todo sucede de forma continua. El nacimiento y la muerte son solo sucesiones de un mismo proceso que nunca termina. La vida es eterna y está contenida en cada mineral, cada planta, cada animal y en todos los seres humanos que pueblan este bello planeta. Nos corresponde amar la vida, cuidarla y protegerla porque es lo único real que tenemos. Es necesario que cada día renovemos nuestro compromiso con la existencia, con el hecho de intentar ser mejores seres humanos. Es por eso que un día decidí cambiar mi forma de vida. Pasé media vida acusando a los demás, culpándolos de mis propios fracasos, catalogándolos de acuerdo con mi propio punto de vista, juzgándolos desde aquello que para mi era bueno, bello, correcto y adecuado. Pasé media vida enfermándome y enfermándolos a ellos; media vida destinada al sufrimiento; viendo solamente los errores de los demás, y cuando no los veía, me los inventaba... Porque… ¿Qué tiene de malo ese árbol?... pues que está torcido, que aquella rama debería esta volteada y el tallo podría ser mas fuerte.....¡¡¡NO!! No mas¡¡¡ Ese árbol es perfecto, tal como está. Yo no puedo, Yo no debo y Yo no quiero cambiar ese árbol. Me gusta tal cual es. Ese árbol es perfecto. ¿Con qué criterios puedo yo pretender cambiarlo?...A caso con mis propios criterios?... desde lo que considero bueno o malo?...Esas son falacias. Yo no deseo pasar el resto de mi vida buscando los defectos que tienen los demás, pues ya sé que los tienen, tanto como los tengo yo. Me basta con saber que los tienen y que los tengo. En adelante, lo único que puedo hacer es tratar de corregir los míos. En cuanto a los demás, solo puedo hacer una cosa: ¡¡Amarlos!!
Pero amarlos no con las palabras, sino con los hechos. Amarlos no desde lo que para mi mismo es "Amar". Me corresponde, en tal sentido, comprender la esencia del amor para poder amarlos en esencia. El verdadero amor no exige nada a cambio, no se preocupa de cosas externas sino que va dirigido al centro del ser: El alma. No se puede amar el cuerpo, la cáscara de la fruta, la apariencia del mar, la periferia de la ciudad, el traje que llevo puesto, la luz del sol, la belleza enigmática de la luna....Eso no se puede amar, se puede apreciar, valorar, catalogar. "¡La luz del sol hoy está mas brillante que ayer!", "¡Este vestido me queda mas lindo que aquel!", "Madrid parece mas contaminada este año que el pasado!"...Esto es catalogar, apreciar, juzgar. Yo no quiero ya juzgar. Solo quiero amar. Amar al sol porque da calor y hace crecer la comida; amar la luna porque permite soñar con los amantes furtivos; amar el ser humano porque es la única manera de hacerlo mejor y colaborar con el Plan Divino...[E. Pérez]
Este post está dedicado al TULIPAN ROJO QUE CRECE BAJO EL SOL DE MEDIANOCHE....Que el buen Dios ilumine tu camino, mi Reina Linda.
PD: Muchas veces pensamos que nuestro mundo es todo lo que pensamos y lo que creemos, pero sin darnos cuenta cuando analizamos logramos ver mas haya de lo que hemos deseado y hemos querido por tanto tiempo; y saber que cuando descubrimos lo que hemos querido nos da miedo enfrentarnos a la realidad y la verdad por el solo hecho de no creer hasta donde podemos llegar. El temor es saber hasta donde podemos llegar y no saber quienes somos realmente, simplemente porque no se nos da la gana de ver cuan listo somos, en lo único que se piensa es en vivir como los demás y no como la esencia propia se dan las oportunidades pero como el que dirán puede mas, se vive del montón y por eso estamos como estamos y luego nos quejamos ¿ porque me pasa esto a mi? o la frase mágica:
¿ que hice para merecerme esto? cuando la respuesta la sabe uno mismo por torpes e idiotas pasa todo y cuando hay un cambio se asombran por el hecho de no tormar la molestia de usar una 1/5 parte del cerebro y decir que es, como es, cuando es , donde es , lo que yo quiero hacer. [Tulipán Rojo]
