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miércoles, 7 de enero de 2015

PINCELADAS SOBRE EL LIENZO DE LA VIDA: LA MISIÓN PERSONAL



Su misión, si decide aceptarla, será la de capturar a todos tus enemigos, llevarlos ante la justicia y así, traer la paz a tu estado”. Con esta supuesta “misión” y parodiando la galardonada serie televisiva “Misión Imposible” se da entrada a este post relacionado con aquello que el alma desea aprender en una encarnación y que luego, como conocimiento sublime, deberá ser entregado al espíritu (Ego, en Teosofía) para ser luego apropiado por la Mónada en un proceso que estamos apenas comprendiendo.
v  ¿Qué es aquello que el alma desea aprender?
v  ¿Cómo y dónde podemos hallar ese “algo”?  
v  Una vez que lo hemos hallado, ¿cómo podemos estar seguros que se trata de “lo correcto”?  
v  Una vez que comprendemos que se trata de lo correcto, ¿cómo lo transmitimos?
Respecto de la primera cuestión arriba planteada podemos decir que el único lugar donde se puede encontrar ese “algo” es aquí mismo, en esta tierra o “valle de lágrimas”, como lo llamó escuetamente alguna religión. Todas las experiencias tanto positivas como las consideradas  negativas, hacen parte del pensum que el alma debe aprobar y para eso está aquí.  Algunas “asignaturas” ya han sido aprobadas (lo que Astrología denomina comúnmente  Nodo Sur) a satisfacción, y esto lo podemos comprobar en el trato con amigos, en las emociones que nos son placenteras, los pensamientos repetidos, los oficios que se nos facilitan, los sabores y olores agradables, entre otros. Esa gran gama de cosas y sensaciones que ya dominamos en algún grado dan fe de nuestro paso previo por esta tierra.
Por el contrario, todo aquello que nos es desagradable, lejano, incomprensible, molesto, desestabilizante (conocido en Astrología como Nodo Norte); las profesiones que se tornan dificultosas, las relaciones complicadas, etc., nos puede conducir a aquellas asignaturas que tenemos pendientes. Veamos un ejemplo:
Supongamos el caso de alguien que le gustan mucho las manualidades, se divierte y se le da muy bien tallar madera, pero en cambio suele fracasar en razonamiento abstracto. En estas circunstancias se podría tratar de una persona cuyas experiencias más recientes (vidas pasadas) giraron alrededor de los trabajos físicos, aquellos que requerían esfuerzo material, pero que ahora su alma está pidiendo trabajar y desarrollar habilidades más abstractas para poder realizar la integración con el Ego o espíritu a la brevedad posible. Nuestras asignaturas pendientes suelen estar en aquellos campos que encontramos más dificultosos, más dispendiosos y que, por tanto, precisan el desarrollo de nuevas habilidades.
Ahora bien, esto no es determinante en ningún sentido, porque en algunos casos las habilidades o dones que traemos a este nacimiento pudieran estar exigiendo una expresión más libre, más altruista y por ende, más profunda y superior.  Quizás se trate de poner nuestros dones al servicio de la humanidad entera y ya no solo para nuestro propio bienestar.
Respecto de la segunda pregunta acerca de la forma y el lugar donde podemos hallar ese “algo” que el alma está procurándose, podemos decir que tanto el lugar de nacimiento como las circunstancias bajo las cuales renacemos nos dan excelentes pistas al respecto. En algunos casos se trata de hacer un esfuerzo suficientemente grande e importante como para salir del medio y elevarse sobre las circunstancias que nos oprimen; en tanto que en otros casos, puede relacionarse con la necesidad de aplicar todas nuestras fuerzas, conocimientos y capacidades en mejorar el entorno en el cual nos movemos.  ¿Permanecer o salir del medio?... La respuesta nos la dictará nuestro corazón, si sabemos escucharlo. Pero en todo caso, estemos atentos a las circunstancias, prestos a escuchar con atención y observar detalladamente los acontecimientos que a diario se suceden a nuestro alrededor. Las pistas y la ayuda siempre están ahí para quien sabe encontrarlas.
La duda es el óbice para el avance que encontramos en la tercera pregunta. La duda mata la iniciativa y frena el avance del Pensador. Matar la duda es una de las principales y esenciales condiciones que el alma debe alcanzar, es por ende, una de las asignaturas que la mayor parte de la humanidad tenemos pendiente. Dudamos por carencia de información pero también por exceso; dudamos por ignorancia y por falta de fe, pero no esa fe ciega e intimidadora que algunas religiones pretendieron inculcar, sino aquella basada en la certeza de la existencia de la verdad en el objeto razón de nuestra fe.  ¿Cómo se mata la duda? Con una certeza inamovible. Nuevamente debemos apelar a nuestros sentidos y especialmente a nuestro corazón (mientras desarrollamos la intuición) para que nos eche una mano y  nos permita el discernimiento suficiente para “separar la paja del grano”. Esto no es fácil en las actuales circunstancias; un mundo que hemos poblado de mentiras, engaños, quejas, llanto, tristezas, apariencias y candilejas que impelen al alma ha ciclar en un bucle siempre en fina decadencia. Precisamos, entonces, de valor, coraje y decisión para vencer la duda y el miedo.
Finalmente, al comprobar que lo que hemos hallado era lo que el alma precisaba en esta existencia debemos avanzar un paso más: comunicarlo al Ego (espíritu) para que sea apropiado y alcance, en su momento,  la Monada. Cuando hemos trabajado tan duro en los niveles inferiores de la evolución, estos pasos finales se nos presentan un tanto más fáciles o al menos, más seguros. El retroceso es casi imposible, porque la fuerza sigue el rumbo y la dirección de la evolución, siempre en una espiral de desarrollo y crecimiento espiritual. La materia física impele al espíritu siempre hacia abajo, pero la evolución lo hace en sentido contrario.  Y es que la personalidad realmente no precisa hacer gran cosa para comunicar estos hallazgos de verdad y de eternidad al Ego, pues éste siente automáticamente la presencia de ese “algo” y se lanza a por él.  Es por esto que los Grandes Maestros nos invitan a “Ir hacia Su mundo”, porque el esfuerzo primario de mejoramiento y evolución tiene que venir de parte de la personalidad para que el Ego, que yace en su mundo, sea atraído y se decida a dar el segundo paso. ¿Merecimiento?... Sin duda alguna. Nadie obtiene nada que no haya merecido.
Así es pues que, capturar a sus enemigos (celos, rencor, odio, avaricia, miedo, tristeza, apatía, etc.), llevarlos a juicio (aceptar que se poseen pero que se han capturado y están a disposición de la justicia) y alcanzar la paz para su estado (estar libre de las ataduras de la personalidad), es sin duda una loable misión.
Hasta aquí este breve esbozo de un tema tan profundo como complejo de compartir. Nadie puede decirnos cuál es nuestra misión, y no por que no se sepa, o porque esté prohibido, sino porque, precisamente en la mayoría de los casos, preguntarnos por ella es nuestra misión. Encontrar no es consecuencia lógica de buscar, pero sin duda “quien busca sabiamente, encuentra verdad”. Y en ese camino de búsqueda con sabiduría (o de sabiduría), contamos con herramientas que nos ayudan a hallar la verdad. La pregunta constante y correcta, es una de ellas; lo son también la intuición, el pensamiento, las emociones, los deseos, y los cinco sentidos utilizados de manera correcta.
Para finalizar esta pincelada se podrían citar algunas premisas y dar unas pistas a modo de guía para quienes con decisión, con valor, con justicia y amor, están buscando su propia misión. A saber:
PREMISAS:
1.      No estamos solos en esto. Hay toda una cohorte de ángeles, arcángeles, guías y Maestros que velan por el candidato y le ayudan a realizar su obra.
2.      Poseemos herramientas tanto materiales como sutiles que debemos aprender a utilizar correctamente.
3.      Los sentidos (cinco o seis) son las vías o caminos que nos conducen al sendero donde se halla nuestra misión personal.
PISTAS (Para lo que debemos hacer):
1.      Ello (La misión personal) debe servir para el mejoramiento, avance o desarrollo de la humanidad en conjunto, no solo a uno mismo, a un grupo de personas, a una ciudad o país. Si bien la Iluminación, (liberación, salvación o como se la quiera llamar) es un proceso que inicia con el mejoramiento y el trabajo a nivel personal (interno y externo), es también cierto que el objetivo de la liberación es ayudar a los demás a alcanzarla. Es por eso que se ha dicho que solamente a través del servicio a los demás se logra tan alto nivel. Cada paso, movimiento, elevación o logro debe servir de ejemplo a los demás y debe ser colocado al servicio del otro. 
2.      Ello debe ser altamente llamativo para uno mismo. La identificación entre ese “ello” y “uno mismo” debe ser profunda y en ambas direcciones de tal manera que se pueda “dar la vida” por “ello”.
3.      Ello tiene que estar a nuestro alcance, debe ser realizable sea en esta o en otra vida. El esfuerzo debe estar ampliamente justificado, pues un ideal menor no justifica la cantidad de recursos empleados en la consecución.
4.      Ello debe estar relacionado con los planos superiores de existencia humana y divina, no únicamente con el plano físico. La misión de vida debe trascender este plano físico, por eso es fundamental que tenga incluido al menos el trabajo de crecimiento y desarrollo en algún nivel superior (vital, emocional, mental, búdico o átmico).
5.      Ello solo puede ser descubierto por uno mismo. Nadie, ni siquiera un Maestro nos lo va a decir. Precisamente, el primero y más importante paso en la búsqueda es preguntarse por “eso”. Posteriormente, tanto el hallazgo como su realización serán consecuencia lógica y exclusiva del candidato.  
6.      Ello está relacionado con nuestra propia esencia, es decir, con la Luz, la consciencia universal, la belleza, lo eterno. Como seres de Luz, conscientes y potencialmente perfectos y divinos, nos compete incluir en nuestra misión esa misma esencia. Debemos trabajar con esa hacha de doble filo para mejorar interna y externamente de manera simultánea. 

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