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sábado, 20 de agosto de 2016

La Consciencia de Seres Universales y el “Big picture”*

Una hoja, una rama con varias hojas, un árbol pleno de ramas con hojas y un bosque…¿Dónde deseas enfocar tu mirada?
Ampliando el grado de consciencia





Enfocar nuestra atención en alguno de las anteriores opciones depende de nosotros, de nuestra capacidad para observar en contexto. Tanto más amplia sea nuestra visión de la realidad, mayor será nuestra capacidad para hallar soluciones a problemas cotidianos, y en esa inclusión de información, de experiencias, de dimensiones, de culturas, etc., es donde nos aproximamos al Ser Universal.

El Ser Universal

Una de las características que identifica a un Ser Universal –aunque en realidad, todos lo somos– es que se siente parte activa del universo donde tiene su ser. Su casa y sus preocupaciones, así como sus pensamientos y actuaciones superan los ámbitos personal, familiar; citadino, campesino, de género; laboral, académico; regional, nacional o internacional. Y no es que se vuelva apático y desinteresado en su familia y entorno personal, más bien es que tiene la capacidad de ver a su familia como parte importante de algo más grande, importante y real. Se trata de una ampliación del campo de acción de su consciencia.
Como si de una norma ineludible se tratara, el ser humano amplía ese radio de acción de la consciencia en la medida en que se acerca o entra en una senda de desarrollo espiritual (no se trata de religión o de iglesia). Por ejemplo, alguien que desarrolla un poco de compasión, automáticamente se vuelve ecologista y humanista, pues comprende que su bienestar personal depende del bienestar de los demás seres. En esa misma línea, un Ser Universal siente la necesidad de velar por el bienestar de todo el universo.

En el camino hacia esa amplitud conscientemente sensitiva (correlativa con la compasión y la mente altruista o bodhichita del budismo, y la caridad del cristiano), el estómago deja de ser el centro de atención. ¿Has notado que, con algunas variaciones, dos órganos llenan casi toda nuestra atención? El cuerpo humano tiene –en términos de la biología y la anatomía– 21 órganos en total, sin embargo, la lucha por ganarnos la comida y el disfrute al sentarnos a la mesa, así como la incesante búsqueda de la pareja ideal que nos haga felices, ocupan casi toda nuestra existencia.[1] Estómago y corazón parecieran ser determinantes al momento de establecer prioridades. A ellos les sigue el cerebro (punto focal de la ciencia y la meditación), en tanto que a los demás les prestamos atención específicamente cuando el médico lo ha dictaminado así. Realmente, no es muy frecuente escuchar que nos pregunten ¿Cómo amaneció tu páncreas hoy?, excepto si hemos sido diagnosticados con cáncer pancreático.  

Y si esta extrema focalización sucede con nuestro propio cuerpo físico, ¿Qué pasa con nuestro entorno? Nuestro entorno, entendido como un espejo, como ese lugar que refleja exactamente lo que somos, lo que tenemos, lo que tememos, aquello que anhelamos, deploramos o creemos, es el único espacio que tenemos para actuar. Por lo tanto, y dado que lo percibimos a través de nuestros cinco sentidos, empecemos por mejorar y purificar las percepciones que recibimos a través de ellos. Observar detalladamente a nuestro alrededor, redescubrir la oficina donde trabajamos hace varios años, dejarse sorprender por ese lugar al que nos tocó ir de paseo, entre otras muchas formas, es una manera comenzar a ampliar nuestra percepción. Esto es aplicable a todos nuestros sentidos, solo requerimos un poco de disposición al cambio.

Entonces… Atrévete a descubrir que todo cuanto piensas, crees, dices y haces ahora mismo, no es más que una pequeña porción de una realidad más grande. Esto también se puede designar como interdependencia e interconectividad. Nada ni nadie opera de forma aislada o sin crear causas y asumir consecuencias en este universo. ¿Deseas llamarlo karma?… el nombre no es importante, pero si es determinante el comprenderlo a cabalidad.

En este proceso de re-descubrimiento es donde notarás que los problemas presentes en tu relación de pareja no son tan grandes y reales como tú te empecinas en verlos. ¿Por qué discutir acaloradamente con tu pareja por que olvidó asear la casa, cuando eres consciente de un problema mayor relacionado con los vertederos de basura municipales? ¿Por qué sancionar gravemente a tu hijo porque suspendió dos asignaturas, cuando eres consciente de la obsolescencia y decadencia del sistema educativo nacional?

Y no nos confundamos, reconocer en contexto o ver el big picture no significa “tirar la toalla” y esperar que otros actúen en procura de soluciones. Todo lo contrario. Se trata de ubicarnos en una posición más elevada, como cuando escalamos la montaña para tener una vista completa del valle. Un Ser Universal, en consecuencia, es aquel que se ha ubicado en esa cima y desde allí enfoca sus esfuerzos en la dirección y sentido correctos. Ya no pierde el tiempo con pequeñeces o nimiedades cuyas discusiones no son esenciales ni aportan conocimiento o solución al problema. ¿Quién fue el mejor jugador de futbol de la temporada? Tener la razón en esta cuestión, ¿mejora la vida de alguien? ¿Le ayuda a ser un mejor ser humano? No perdamos de vista aquello que es realmente importante.                

¿Cuál es la importancia de enfocar el big picture? (Razones)

¡Ganar en comprensión! Ampliar el radio de acción de la consciencia lo que permite es develar las causas subyacentes en los hechos y los fenómenos, pero a un nivel superior. Es un primer paso para trascender los manuales de convivencia (letra muerta en el papel) y comenzar a notar el efecto de la aplicación correcta en nuestras vidas. Considerar en conjunto (comprender) es ver las dimensiones donde se ancla un concepto, cualquiera que este sea, por ejemplo: el origen del universo, la misión de vida, la importancia de la familia, la búsqueda de felicidad y de placer, la armonía espiritual, etc. En una explicación superflua y con un ejemplo pueril pero claro, diríamos que enfocar la consciencia en las consecuencias de un diagnóstico de cáncer de pulmón, hace que esa pequeña herida que sangra en nuestro dedo índice derecho, pierda importancia y se vuelva irrelevante. ¿No es así?

Esto mismo se puede llevar a otras circunstancias de nuestra vida, y no solo en relación con los problemas o situaciones negativas, sino también en todo aquello que consideramos bueno o bondadoso. La impermanencia de los fenómenos y las cosas es un hecho; todo aquello que se junta, finalmente se separará (Budismo), por lo tanto, todo es susceptible de la condición de transcendencia.

Entonces, trascender los pequeños problemas cotidianos como discusiones con nuestra pareja, con los hijos; contradicciones con los jefes y colegas; apegos malsanos a cosas materiales y a circunstancias que vemos como favorables; dependencias afectivas de los hijos y parientes; inestabilidad emocional y depresiones constantes, etc., es una tarea relacionada con el enfoque del big picture. A modo de ejemplo se puede citar que, posiblemente, ese jefe malhumorado, tosco y algunas veces grosero que nos asedia en nuestro trabajo, no sea más que el resultado de una relación compleja y desquiciante que dicho jefe sostiene con su pareja, y ello trae como consecuencia su enfado constante en la empresa. Del mismo modo, las situaciones problémicas que vivimos a diario, tienen una explicación a la luz del entendimiento ampliado e incluyente, es decir, de la comprensión en contexto. El bajo rendimiento académico de nuestro hijo quizás se deba a la discordancia entre lo que él considera que se debe enseñar y lo que la escuela decide transmitir y la forma en cómo lo hace. Es un deber nuestro hallar las causas subyacentes mediante la amplitud de la consciencia si es que queremos resolver efectivamente los problemas y tener una existencia más plena y satisfactoria. ¿Y cómo se puede ampliar la visión de la existencia?



Nuestra mejor condición es la universalidad



¿Cómo se puede desarrollar una visión más amplia de la realidad? (Herramientas)

Ya habíamos anticipado algunas herramientas como la observación cuidadosa y detallada de todo cuanto hacemos en nuestro día a día, o la presencialidad constante en todas nuestras obras (estar presente con cuerpo, alma y atención en la tarea que desarrollemos). La presencialidad como herramienta precisa un esfuerzo sostenido, una actitud decidida y una auto-observación del proceso mismo. Siguiendo esta línea de acción, uno se transforma en un observador de todo cuanto uno mismo hace. A este tipo de disociación se refiere el budismo como un “hacer sin hacedor”, porque en este proceso lo conocido y el conocedor, lo hecho y el hacedor, la iluminación y quien se ilumina, se diferencian momentáneamente. Digamos que el Yo superior se separa del yo inferior para verse en acción (Psicología y Teosofía). Esta separación es temporal y puede ser muy productiva cuando es el Yo superior quien toma la decisión (Consciencia).  
  
Otra buena manera de empezar es prestar atención positiva, sanadora e iluminativa a cada uno de los 21 órganos que en términos anatómicos, nos componen físicamente. Esto se puede hacer mediante una meditación corta –pero focalizada– cada noche antes de entrar en la cama. Visualizando un punto de luz blanca, azul o violeta que crece en tamaño y se desplaza conscientemente hacia el órgano que requiere atención (por enfermedad o por necesidad de expansión de la consciencia). Esta concientización creciente hace que poco a poco nuestra atención también derive hacia la situación que viven los demás, sus problemas y necesidades, pero también sus alegrías y bondades.
Esto es así por muchas razones, especialmente porque cuando se expande el radio de acción de nuestra consciencia aplicándose a nosotros mismos, esa condición de inclusividad hace que los demás seres entren en nuestro campo de acción.  Allí es cuando decimos que la persona comienza a notar la importancia de trabajar en beneficio de su comunidad, su ciudad, su país y su raza.

Los sueños como herramienta de consciencia

Por su parte y dado que pasamos media vida durmiendo, los sueños se transforman en una herramienta poderosa de cambio y evolución durante las primeras etapas del desarrollo. Prestando especial atención a los sueños mediante la anotación periódica de sus detalles, hace que poco a poco la memoria consciente recupere cada vez más información hasta lograrse un dominio total, tanto que permite pre-diseñar los sueños minutos antes de entrar en la cama. Esta técnica es seguida por muchas personas que ante la efectividad de los resultados y en medio de una sociedad profundamente materialista, prefieren callar.
Cuando se ha alcanzado un nivel razonable de dominio y control onírico, se puede conjugar la llamada realidad material con la denominada realidad astral o emocional. Nuestras emociones son el producto del contacto que los sentidos hacen con las formas materiales. Uno se siente feliz, infeliz, asustado, emocionado o conmovido por que alguno de los sentidos percibió un fenómeno y el juicio lo valoró. Pues bien, la atención concentrada en lo que sucede durante el sueño hace que la persona pueda allegar más información que le permite ganar en comprensión de los fenómenos. En algún momento y durante la experiencia onírica será consciente y dirá: “Esto es un sueño” y de ahí en más, solo es cuestión de profundizar en el conocimiento y aplicar correctamente la experiencia. De este modo, termina ampliando el radio de acción de la consciencia o apreciando el big picture. Pero… ¿hasta dónde se puede ampliar dicho radio de acción?

Los límites de actuación de un ser humano en cualquiera de sus dimensiones (laboral, familiar, espiritual, emocional, mental) están fijados, entre otras cosas, por la poca o mucha comprensión que haya logrado de su objetivo o misión de vida. Esto es como cuando encendemos un cerillo en medio de la oscuridad de la noche. Esta acción nos permite reconocer los objetos que están próximos a nosotros, pero si en lugar del cerillo encendemos una lámpara de baterías, podremos distinguir un poco más allá. Al final, la salida del sol nos aporta toda la información disponible del entorno (si es que no estamos ciegos). De la misma manera, el ser humano percibe solo aquella porción de la realidad que está capacitado para realizar o concebir. Imaginación, discriminación, sentido común, apertura de la mente a nuevas concepciones, disposición de aprendizaje continuo, renuncia consciente a los apegos materiales, compasión por todos los seres sentientes, ecuanimidad y amor bondadoso, son solo algunas de las herramientas con las que contamos en nuestro proceso de despertar de la consciencia hacia el Ser Universal.      

¿Se logra la felicidad al alcanzar la realidad? (Problemas y resultados)

El llegar a comprender nuestra universalidad y asumirla como parte de nuestra vida en el paso por este planeta, nos ayuda a reconocer la realidad única que subyace en el simple hecho de estar aquí y ahora. Es como cuando compras un pan en la panadería: muchos sucesos tuvieron lugar para que ese pan llegara a tus manos. Muchas cosas tuvieron que pasar para que fuésemos ese ser que ahora somos, por lo tanto somos el resultado de causas y condiciones anteriores, tal como ahora estamos generando con nuestros actos, las causas y condiciones que aflorarán en nuestro ser futuro. Y, ¿Cuál es el resultado de todo este proceso?

Felicidad y Alegría

Erróneamente el ser humano se empecina en buscar la felicidad y para ello invierte sus recursos en convencerse que solamente poseyendo tal o cual elemento o relación, será feliz. Siente que con cada pasión sentida, cada deseo satisfecho y cada emoción experimentada, su felicidad se hace presente. Así es como llega a una conclusión: está aquí y ahora para ser feliz. Pero… ¿realmente es así?
La ampliación del radio de acción de la consciencia nos sitúa más cercanos a la realidad última de los fenómenos. En virtud de esta verdad, el budismo aclara que el sufrimiento (dukka, insatisfacción) esa una realidad y que todo cuanto experimentamos, está teñido –en mayor o menor grado– por esta condición. En cualquier caso, situándonos un paso al costado de cualquier concepción espiritual, religiosa o filosófica, lo que podemos confirmar es que el desarrollo de la consciencia permite comprender en contexto y que esa comprensión escapa a los calificativos humanos de bueno o malo, agradable o desagradable, felicidad o infelicidad.

Así las cosas, al alcanzar la realidad no se logra la felicidad pues, entre otras razones, el ser humano no ha venido a este planeta a experimentar la felicidad, no es esta la meta de la experimentación de la vida. Sin embargo y como paliativo para quienes siguen buscando ser felices, se puede establecer que la alegría y no la felicidad, es una condición más cercana a la realidad. La felicidad la experimenta la personalidad, en tanto que la alegría o dicha gozosa es potestad del alma que se regocija en el cumplimiento de su deber. No obstante, con toda la importancia que este fenómeno pueda tener, se trata de otro estado pasajero que eventualmente deberá ser trascendido. Aquí radica la clave de la evolución y el aprendizaje al que estamos sometidos.

Escalones evolutivos

Una de las condiciones más importantes que experimenta quien amplía el radio de acción de la consciencia es que se hace consciente de un proceso que parece no tener fin. Con cada nuevo escalón que alcanza en su proceso evolutivo y de comprensión, nota que dos nuevos escalones de ponen a su alcance. En actitud de conquista y de entrega, se pone en la tarea de alcanzar los méritos necesarios para escalar, y nuevamente nota que la escalera sigue ascendiendo. Gracias a su aparente infinitud, ¿pierde atractivo el despertar de la consciencia?
Bueno, para responder a esta pregunta podríamos contra-preguntar: ¿Deja de ser interesante el universo gracias a su aparente vastedad? Una mente pequeña (en términos de desarrollo) que solo concibe su propio bienestar y que solo sufre su íntimo sufrimiento, podría responder que esta condición tan amplia carece de importancia. ¿Por qué preocuparme por los problemas del planeta, cuando tengo en mi casa mis propios problemas? Precisamente el empezar a preocuparse por cuestiones planetarias y universales es un indicio real de expansión del radio de acción de la consciencia humana. Claro que en favor de lo cotidiano y simple, uno puede argumentar que el “cerebrito” (aquel estudiante brillante apasionado por una idea científica, cultural o similar) tampoco es consciente de todo cuanto ocurre en la cotidianidad de la existencia (lavar la ropa, asear el dormitorio, etc.). Y la respuesta es sencilla: en este segundo caso no se trata necesariamente de expansión del radio de acción de la consciencia, sino de focalización en un concepto o idea, generalmente abstracta, que hace que todo lo demás pierda interés.

¿Dónde me encuentro ahora mismo? (Ejemplos prácticos)

Si pudiéramos responder consciente y verdaderamente a este pregunta, habríamos hallado nuestra propia naturaleza y comprendido el propósito de nuestra existencia. El preguntarnos por nuestro estado evolutivo en términos espirituales, filosóficos o existenciales, supone aceptar un continuum evolutivo que nos sujeta y nos impele a actuar en alguna dirección. 
Para empezar a responder esta cuestión podemos preguntarnos: ¿cuánto de realidad hay en nuestras vidas?, ¿cuántas certezas de vida hemos encontrado en nuestro paso por la tierra? y, recogiendo un poco lo dicho, observemos cuánto de inclusividad hay en nuestro pensamiento, nuestra palabra y nuestro actuar. Si aún sigo adherido fuertemente a unos lazos familiares que impiden que en mi sistema de creencias ingresen nuevos conceptos e ideas provenientes de otras familias, culturas, ideologías, costumbres o realidades, entonces mi apertura de consciencia es aún muy pequeña. Si mis problemas personales son tan grandes e importantes que me mantienen ciego ante las necesidades y reclamos de los demás, entonces el radio de acción de mi consciencia es aun estrecho e insuficiente.

Y en este panorama no se trata de dejar entrar todo cuanto ante nuestros ojos se presenta. Una posición ecléctica e incluyente no puede dejar de lado un cierto grado de discernimiento y ecuanimidad, como herramientas fundamentales de toma de consciencia. Así, poco a poco y con la experiencia aplicada, notaremos que es posible considerar un campo de vista más amplio cada día, y en esta condición, observaremos que nuestros propios problemas pierden la enorme importancia y trascendencia que les habíamos atribuido. Ellos no son más que llamados de atención que la existencia pone en nuestro camino para recordarnos que existen deberes para con nosotros mismos, con los demás y con el universo. Es así de simple y a la vez, de complejo. Es una tarea que solo puede ser realizada por cada ser, de manera individual al comienzo, y luego en forma individual y colectiva, pues la existencia en esencia, es la misma para cada ser que puebla este planeta. Todos tenemos una misión relacionada con la elevación de la vibración del universo, o lo que es lo mismo, ayudarlo a alcanzar su perfección mediante la continua expansión, razón por la cual ha venido a la existencia. Solamente cumpliendo nuestras misiones personales, el universo cumple la suya. ¡Sigamos caminando!     
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[1] Cerebro, lengua, oídos, ojos, pulmones, corazón, timo, bazo, pene, clítoris, útero, riñones, páncreas, estomago, hígado, testículos, vejiga, huesos, músculos, piel y próstata. Los órganos se concentran en 5 áreas del cuerpo: cabeza, tórax, abdomen, pelvis y ubicuos.
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*Publicado originalmente en: www.granhermandadblanca.org
Contacto con el autor JossP (Redactor en www.granhermandadblanca.org): 
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jueves, 28 de julio de 2016

El tiempo, ¿Nuestra mejor excusa para vivir y morir?

En este continuum que es la vida, todo se mueve, todo cambia. A una época de esplendor le sigue otra de decadencia; a un impulso, un retroceso. Unas veces estamos en la cumbre del éxito y otras nos abrigan la desesperación y la incertidumbre. Es esta oscilación entre uno y otro extremo lo que hace sentirse vivo al ser humano y es también ella la que le impide hallar la paz y la tranquilidad necesarias para hoyar un sendero espiritual que lo lleve de regreso a la divinidad. Tantas veces sentimos un impulso de acudir a una conferencia concerniente al sentido de la existencia humana, leer un interesante post enwww.hermandadblanca.org, abrir un buen libro relacionado con la espiritualidad o de sostener una charla con algún amigo acerca de temas trascendentales, pero estamos tan habituados a unas rutinas laborales, académicas o de ocio que terminamos por responder: “Lo siento, no tengo tiempo”, y la vida continua.

El tiempo como convención humana

Aunque el sol, así como nuestros nombres, sigan siendo los mismos, la luz es cada vez más brillante y pone al descubierto más elementos de la verdad universal, aquella que se manifiesta en todas las formas materiales presentes en los reinos de la naturaleza. Con el paso del tiempo, nuestra personalidad se desarrolla y cambia constantemente aunque no podamos detectar el instante preciso del cambio, como tampoco podemos controlar el flujo y reflujo de las olas del mar. Y es que el tiempo se empeña en difuminar todas nuestras actuaciones y eliminar los resultados visibles; sin embargo, con un poco de meditación y sabiduría, llegamos a comprender que el tiempo no existe, al menos no en la forma en como creemos. El tiempo se reduce a una manera de aproximarnos a los hechos y los eventos, porque… ¿Cómo podríamos establecer el momento exacto de nuestro nacimiento prescindiendo de un almanaque?

Tiempo1

Somos atraídos a las cosas, nuestros sentidos se posan sobre los objetos o notan los hechos y allí es cuando percibimos su presencia, le asignamos una fecha y, por ende, una existencia. Así creamos el tiempo. Si un observador se sitúa en un punto localizado entre Marte y Júpiter, por ejemplo, ¿Cómo sabría qué hora, día o año es? Allá arriba, con escasa luz de sol, sin calendarios y sin referencias materiales, ¿cómo podría hablar de tiempo?
Prescindiendo no solo de calendarios, sino de fechas, de compromisos sociales, reuniones laborales y agendas complejas, solo así podremos notar la ausencia de lo que hemos dado en llamar “tiempo”. Pero esto no es posible, al menos por ahora. La vida en este mundo tridimensional exige que consideremos y enfilemos la aparición de los hechos y de las cosas como una forma de salvaguardar la existencia de todo, incluida el alma, aunque en el fondo de nuestro ser percibimos que existe algo de mentira, de engaño o de carencia en este comportamiento. 
De vez en cuando y mediante los sueños o los estados hipnagógicos nos llega la certeza de que algo está cambiando en relación con la percepción del tiempo, pero no tenemos el grado de consciencia necesario para traducir este conocimiento en palabras y poderlo expresar abiertamente. En consecuencia, preferimos convencernos que se trataba simplemente de otra alucinación propia de la falta de juicio en los sueños y optamos por callar.

Las conferencias, los libros, los amigos y los estados de consciencia superior siguen invitándonos a trascender nuestra actual condición de consumidores y clientes, de números y de códigos; de trabajo, estudio y ocio, hasta que llega un momento (¿tiempo?) en que decidimos aceptar esa invitación y entramos en un mundo enteramente nuevo pero no completamente desconocido para nosotros. La exigencia es por una transformación integral, que abarque el total de las expresiones o dimensiones del ser humano –incluido el tiempo– esto es en lo político, lo social, lo económico, lo espiritual, entre otras. Y cuando iniciamos este recorrido, sin importar cuál fue el detonante, comprobamos que no somos los únicos que tenemos estas inquietudes y que ya existen personas o grupos de personas que han avanzado en el proceso. 
Empezamos a notar que más allá del tiempo y en muchas partes del mundo, se están dando sucesos que permiten pensar que una revolución tendrá lugar en el planeta y el universo en general. Quizás nos alegre comprobar que existe una cierta sincronicidad entre las diferentes sociedades gracias la conectividad genotípica de los individuos. Sin duda, un mejoramiento sensible en nosotros mismos, mejora considerablemente el universo y esto es –entre otras cosas– lo que genera pánico en las estructuras de poder que actualmente rigen y controlan el mundo. Tanto mayor crecimiento y desarrollo espiritual, esto es, incremento de la consciencia, cuanta menor posibilidad hay de dominar y controlar al ser humano. Los librepensadores son atípicos y siempre serán vistos como amenazas dentro de una sociedad que se caracteriza por la uniformidad en el actuar y en el pensar siguiendo una misma línea de tiempo, siendo esa condición etaria lo que facilita su dominio y control. En esta proximidad del tiempo, la invitación es para que miremos un poco más de cerca las consecuencias de esta situación.

El tiempo actuando en la sociedad

Todo tiene un comienzo y un final y es por eso que, conscientes de esta sentencia perentoria, las actuales estructuras de poder –esencialmente en los aspectos político y económico– emiten sus estruendosos ruidos para intentar mantenerse fijas tanto tiempo como les sea posible, y lo hacen sobre la base de la ignorancia manifestada en tan diversas y complejas formas que pareciera imposible corregirlas todas. Las fuerzas oscuras (muchas veces camufladas en acciones altruistas o solidarias) combinan sus esfuerzos para sostener un statu quo que les permita acumular y mantener sus grandes capitales (no solamente económico, sino político, social e intelectual) y para ello no escatiman esfuerzos ni recursos, aquellos que van desde la influencia abierta o soterrada, pero efectiva, de algunos medios masivos de comunicación hasta el terrorismo, la aniquilación y la barbarie, pasando por el control de los sistemas educativos en colegios y universidades. Existen muchas formas de matar, no solamente se trata de acabar con el cuerpo físico, sino también de acallar las voces de protesta, y descalificar, avergonzar y desnaturalizar aquellos mensajes que contienen la verdad y que pretenden concientizar o humanizar al ser humano. ¿Tendremos tiempo para esta labor?

No se requiere ser un sabio para notar estos esfuerzos, como tampoco hace falta estudiar en profundidad el tiempo como una dimensión o los elementos que conforman la estructura social actual. Solamente debemos “despertar” y “abrir los ojos”, tal como lo diría un sabio oriental. Abrir los ojos a la realidad y observarla desde una perspectiva diferente, más amplia e incluyente, inclusiva con los conceptos de espacio y tiempo, de cuerpo y alma, de cerebro y mente. Ser un poco más críticos con los componentes realmente “críticos” de una sociedad. Dejar de entretenernos en la superficialidad y la banalidad para penetrar en el sentido exacto de lo que significa “vivir” como ser humano. Dejar de pensar y actuar en términos de minutos, horas y días para notar y vivir la totalidad de la dimensión.  

Sociedad deshumanizada

Sociedad. Artista: J.A.Montealegre
Pensar en la inexistencia del tiempo, en una creadora rebeldía social y en una forma diferente de actuar, es algo atrevido y disonante con el conformismo, la linealidad del tiempo humano y el gregarismo. Muchos grandes seres humanos han pagado un precio caro por pensar, por atreverse a hablar en voz alta, por desafiar el “orden establecido” y por osar defender la verdad. Esto ha sido así desde los albores de la humanidad y seguirá sucediendo mientras avancemos a tientas y apegados al tiempo por este sendero. No obstante, sin derrotismos pero con un toque de realismo, debemos estar preparados para ello ya que no hay en este nuevo paradigma de vida lugar para la cobardía, la antipatía, la anarquía o la pasividad. ¿Cuál es nuestro papel en esta nueva era? Quizás… ¿Continuar negando la posesión del tiempo como una excusa para no actuar?

Hay muchos caminos que ya hemos recorrido con mayor o menor éxito y algunos de ellos son:
  • Vivir la vida como una línea de sucesos en el tiempo (levantarse, ducharse, ir al trabajo, almorzar, volver al trabajo, ir de compras, regresar a casa y dormir para luego recomenzar al día siguiente).
  • La pasividad en el actuar, esperando que otros tomen las decisiones arriesgadas y fijen el rumbo que debemos seguir (aplicable a todas las dimensiones del ser humano, incluido el tiempo).
  • La pobreza intelectual o esa condición de postración del intelecto que se niega a preguntar, cuestionar, indagar y que se limita a aceptar ciegamente lo que el tiempo le trae.
Es hora de abrir nuestra mente y dejar entrar nueva luz que ilumine la consciencia de lo universal. Empezar a “pensar” por nosotros mismos y creer que existe algo más allá de la familia, de la vecindad, de la ciudad y la nación por defender, apoyar y desarrollar. Elementos de vida situados aún más allá del tiempo y del espacio que nos invitan a unir esfuerzos y recobrar la integralidad que supone la comunión entre lo material y lo espiritual. Debemos comprender que, siendo la vida una sucesión constante de instantes, lo que llamamos tiempo no es más que la ocurrencia externa de hechos y fenómenos que suceden en esos instantes y que si desmontamos la linealidad de los mismos, lo que nos queda es un instante siempre presente que nos confirma que la historia es cíclica y que por tanto, una lección bien aprendida, no requiere repetición, lo que permite la evolución en todas las dimensiones. O si prefieres podemos verlo así: “este es un tiempo de reflexión y de renovación, tiempo de compromiso y de actuación”. 

Ha sido en este tiempo sin tiempo donde a partir de la década de los ochenta, muchos “nuevos seres” de todas las edades y condiciones, están sintiendo el llamado a la acción en todas sus manifestaciones y están respondiendo abiertamente desde sus propias limitaciones, pues no se trata de hacer mucho o poco, simplemente se debe “hacer”. Equipos humanos se están movilizando en muchos países, grupos ecologistas marchan en Madrid, Hong Kong, Berlín o Londres. Movimientos Humanistas toman partido por el ser humano en diversos puntos del planeta, particularmente en América del sur; asociaciones de consumidores conscientes se “salen” del sistema e inventan su propio método de intercambio de bienes y servicios en Barcelona, Hamburgo y Berlín. Una fundación ciertamente responsable (FDS)[1] nos invita a “cortar los cables” y desconectarnos de la red eléctrica gubernamental para producir nuestra propia energía solar gratuita; los resultados de los experimentos de N. Tesla se materializan y se dan a conocer en el mundo entero y la propulsión de coches y cohetes mediante el uso de agua común y corriente empieza a tomar fuerza. Todo se mueve y todo cambia, incluso el tiempo mismo lo hace. A una época de decadencia y oscurecimiento como la actual, le sigue una de desarrollo y progreso como la que vendrá.

Los cambios se están dando ahora mismo y en todos los niveles, depende de cada uno de nosotros el percibirlos y ser parte de ellos. ¿Cómo percibes el tiempo? Ante esto nos surge otra pregunta: ¿Estaremos dispuestos a pagar el precio de cambiar, de movernos hacia un nivel de consciencia superior?
Un buen comienzo puede ser atrevernos a ver el tiempo como algo que existe solo en la relación entre los objetos y los sentidos, como una convención que permite la convivencia y la comunicación de ideas y pensamientos entre los seres humanos. Luego, podemos abandonar viejas estructuras de pensamiento y de obrar y, finalmente, entrar en alguna de esas corrientes de transformación desde las posibilidades que tengamos en este momento.

Pero si aún no es el “tiempo” apropiado para nuestra participación, si todavía consideramos que la situación política, económica, social o moral de la región, el país o el mundo es la mejor, simplemente disfrutemos o suframos lo que cada día nos presente. Llegará el momento adecuado para nuestro despertar, solo es cuestión de “tiempo”.
Y cuando llegue ese momento –y llegará–, nos hallará listos y con las herramientas dispuestas para hacer nuestro aporte a la re-definición de una sociedad que está llamada a ser justa, incluyente y, por cierto, realmente humana. Abandonemos el temor al cambio concientizándonos que es una de las pocas cosas inevitables en esta vida y concentremos las energías en determinar la dirección que debemos seguir, ¿hacia dónde debemos cambiar? ¿Cuál es la más bella y digna expresión que puedo hacer de mí mismo? ¿Cuál es el ideal más elevado de ser humano que mi mente puede concebir? Preguntas como estas nos ayudan a trazar un sendero de mejoramiento individual y colectivo. ¡Este es nuestro tiempo!

[1] Fundación Desarrollo Sostenible: http://www.fundaciondesarrollosostenible.org/

*Publicado originalmente en:
http://hermandadblanca.org/tiempo-nuestra-mejor-excusa-vivir-morir/ 
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Contacto con el autor: 
AUTOR: JossP, redactor en la gran familia de hermandadblanca.org
2262287343@qq.com
https://lagentedelaotraorilla.blogspot.com/ 

miércoles, 27 de julio de 2016

UNA TAREA SUPERIOR


El texto anterior corresponde a las palabras pronunciadas por el Buda y recogidas por el Maestro Lonchempa en su obra “El Gran Carruaje”. 

De alguna manera, estas palabras transmiten el contenido de las Cuatro Noble Verdades y su Camino Medio, pues nos invitan a realizar la vacuidad, a comprender la interdependencia de los fenómenos y la futilidad de las preocupaciones cotidianas en que nos vemos inmersos quienes aún seguimos en esta tierra. 

Todo es impermanente, todo cambia; lo que hoy es y tiene forma, mañana dejará de ser y su forma cambiará completamente.


La comprensión de estas verdades elimina entre otros, el sufrimiento por las separaciones temporales de nuestros seres queridos (muerte y distanciamientos), por la dependencia afectiva hacia otras personas (hijos, esposo, esposa, amantes, hermanos) y por los apegos a cosas materiales. 

Además, estas palabras del gran Buda son una invitación a concentrar nuestras energías y atención en la única cosa que es realmente importante: alcanzar la liberación del ciclo de nacimientos y muerte al que estamos sometidos como seres humanos. ¿Habrá acaso una tarea superior?

viernes, 15 de julio de 2016

DE MAESTROS Y DISCIPULOS

Pensando en el grandioso trabajo que adelanta la Gran Hermandad Blanca, infatigables trabajadores de la Luz y, en su proporción, muchos grupos de seres humanos reunidos en torno a una religión, una filosofía, la investigación científica, un credo espiritual, una ONG, entre tantos otros, he creído que las líneas que siguen pueden ser instructivas e inspiradoras para muchas personas, no solamente dentro de estos grupos, sino para aquellos sinceros buscadores de la verdad y que anhelan llevar a cabo su Misión de Vida. El libro de donde fueron extraídas estas enseñanzas se titula: “Tratado de Magia Blanca” (páginas 204 a 211) y fue escrito por Alice A. Bailey, siguiendo los dictados de su Maestro DK.


EL NUEVO GRUPO DE TRABAJADORES DEL MUNDO




 […] A menudo hemos hablado del grupo de conocedores que se va integrando y comienza a actuar en la tierra, aunque separados, eslabonados por un vínculo espiritual interno y no por la organización externa. La Jerarquía planetaria ha existido siempre y, desde tiempos inmemoriales y a través de las épocas, aquellos hijos de los hombres que se han capacitado para el trabajo y han respondido a los requisitos, encontraron su camino en las filas de los que están detrás de la evolución mundial, guiando los destinos de los pequeños.

Sus grados y obras se conocen sólo en forma teórica, y los nombres de algunos de ellos han sido divulgados entre las masas -a qué precio y sacrificio personal, esas masas nunca lo sabrán. De la Jerarquía de Adeptos no me ocuparé. Libros sobre el tema es fácil conseguir, debiendo ser leídos con las necesarias reservas, en lo que se refiere a interpretaciones simbólicas y al efecto limitador de las palabras.

Sin embargo, en la tierra tiene lugar un acontecimiento que, a su modo, es tan trascendental e importante como la crisis de la época atlante, cuando se coordinaron los cuerpos físico, vital y astral, y formaron una unidad funcionante. En ese entonces se inició la "yoga de la devoción" o bhakti yoga, para entrenar a los aspirantes de esa época. Una réplica del plano físico (hasta donde era posible) fue organizada por quienes podían trabajar con dedicación, y aprender, mediante el ceremonial y las representaciones pictóricas, algún tipo de actividad que llevaría adelante el trabajo jerárquico en la tierra, constituyendo así una escuela de entrenamiento para los que más tarde serían admitidos en las filas de la Jerarquía. El resto de este grupo atlante se halla ahora en los modernos movimientos masónicos, y el trabajo de la Jerarquía ha sido así perpetuado en signos y símbolos, preservando en la conciencia de la raza una representación pictórica de una trascendental condición planetaria, desarrollada en la familia humana en esta triple coordinación, pero fue principalmente objetiva. Forma y símbolo, herramienta y mobiliario, templo y tono, oficio y exteriorización, fueron los factores prominentes, velando la verdad y por lo tanto conservando la "forma externa y visible de una realidad interna y espiritual". 

En esos días sólo se permitía participar en estos misterios y en el trabajo, a quienes sentían dentro de sí mismos el anhelo y el deseo de la mística visión, amaban profundamente y se dedicaban al ideal espiritual. No se exigía poseer mentes activas, y sus poderes espirituales eran prácticamente nulos. Les agradaba y necesitaban tener autoridad; aprendían mediante el ceremonial; tenían devoción por los Grandes Seres Cuyos nombres y formas se mantenían detrás de los funcionarios de las logias exotéricas. No intervenía la mente. Esto debe ser recordado. Tampoco existían personalidades.

Hoy el mundo ha llegado a otro gran momento de crisis. No me refiero a las actuales condiciones mundiales, sino al estado de la conciencia humana. La mente ha alcanzado un poder funcionante y las personalidades están coordinadas. Los tres aspectos del hombre se están mezclando; ha sido posible otra formación o precipitación de la Jerarquía de Adeptos. En el plano físico se está integrando -silenciosa, constante y poderosamente- sin organización exotérica alguna, ceremonial o forma externa, un grupo de hombres y mujeres que, finalmente, reemplazará al esfuerzo jerárquico anterior. Sustituirá a todas las iglesias, a todos los grupos y a todas las organizaciones, y con el tiempo llegará a constituir esa oligarquía de almas selectas que gobernará y guiará al mundo.


GRUPOS DE HOMBRES Y MUJERES EN FORMACIÓN


Están siendo extraídos de todas las naciones, pero no son elegidos o reunidos por la alerta Jerarquía, ni por algún Maestro, sino por el poder de responder a la oportunidad, a la oleada y a la nota espiritual. Surgen de todos los grupos, iglesias y partidos y, en consecuencia, serán verdaderamente representativos. No lo hacen por el impulso de la propia ambición y ardid de orgullo, sino mediante el altruismo mismo de su servicio. Encuentran su camino hacia la cumbre en todos los campos del saber humano, no por la vociferación de sus propias ideas, descubrimientos y teorías, sino por ser tan incluyentes en sus perspectivas y tan amplios en su interpretación de la verdad, que ven la mano de Dios en todos los acontecimientos. Ven su impronta en todas las formas y Su nota resuena por todos los canales de comunicación entre la realidad subjetiva y la forma externa objetiva. Pertenecen a todas las razas, hablan todos los idiomas, abrazan todas las religiones, todas las ciencias y todas las filosofías. Sus características son: síntesis, inclusividad, intelectualidad y un excelente desarrollo mental. No profesan ningún credo, salvo el de la Hermandad, basado en la Vida una. No reconocen autoridad alguna, excepto la de sus propias almas, ni ningún Maestro, excepto al grupo que tratan de servir, y a la humanidad a la cual aman profundamente. 

No erigen barreras a su alrededor, pero los rige una amplia tolerancia, una mentalidad sana y un sentido de proporción. Contemplan el mundo de los hombres con ojos bien abiertos y reconocen a quienes pueden elevar y, como lo hacen los Grandes Seres, elevan, enseñan y ayudan. Reconocen también a sus superiores y a sus iguales, y se reconocen entre sí cuando se encuentran y trabajan juntos en la tarea de salvar a la humanidad. No importa si difiere su terminología, si varía la interpretación de los símbolos y escrituras o hablan mucho o poco. Ven a los miembros de su grupo en todos los campos -político, científico, religioso y económico-, les dan la señal de su reconocimiento, tendiéndoles la mano de hermano. Reconocen también a Quienes se hallan más avanzados que ellos en la etapa de la evolución y los denominan Instructores, tratando de aprender de Ellos lo que desean impartir ansiosamente.

Este grupo es producto del pasado, y a ese pasado voy a referirme, como también a la situación actual, y pronosticaré parcialmente los lineamientos generales que seguirá ese grupo y su futuro trabajo. Puedo asegurarles que este grupo está en formación y constituye un buen augurio para las décadas venideras. Sutil y silenciosamente, está haciendo sentir su presencia, pero su influencia hasta ahora ha sido principalmente subjetiva.


Comenzaré por el pasado:

Alrededor del año 1400, la Jerarquía de Maestros enfrentaba una situación muy difícil. En lo concerniente al trabajo de segundo rayo (que tenía que ver con la enseñanza de la verdad espiritual) sobrevino lo que podría llamarse una total exteriorización de esa verdad. La actividad del primer rayo también había efectuado una intensa diferenciación y cristalización entre las naciones y gobiernos del mundo. Ambas condiciones de ortodoxia concreta y diferencias políticas, persistieron durante muchas generaciones y aún persisten. Existe hoy un análogo estado de cosas, tanto en el mundo de la religión como en el de la política. Esto es verdad, ya se trate de India o América, de China o Alemania, o se estudie la historia del budismo con sus numerosas sectas, el protestantismo con sus miles de grupos militantes o las numerosas escuelas de filosofía en Oriente y Occidente. La situación es universal y la conciencia pública está grandemente dividida, pero este estado de cosas marca la culminación de un período de separatividad y el fin, antes de muchos siglos, de esta profunda división del pensamiento.
Después de observar y vigilar esta tendencia durante otro centenar de años, los Hermanos Mayores de la raza, alrededor del año 1500 d. C., convocaron a un cónclave a todos los sectores. 

Su objetivo fue determinar cómo se podría acelerar el impulso de integración, que constituye esencialmente la nota clave de nuestro orden universal, y qué pasos tendrían que darse para producir esa síntesis y unificación que, en el mundo del pensamiento, hiciera posible la manifestación del propósito de la Vida divina que trajo todo a la existencia. Cuando el mundo neutral se unifique, el mundo externo entrará en un orden sintético. Aquí debe recordarse que los Maestros piensan en términos más amplios y trabajan en ciclos más extensos del esfuerzo evolutivo. Los Círculos reducidos y temporarios y el insignificante flujo y reflujo de los procesos cósmicos, no ocupan en el primer caso Su atención.


En dicho cónclave debían hacer tres cosas:

·         Ver el plan divino en una escala lo más amplia posible, y renovar Sus mentes con esa visión.
·       Observar qué influencias o energías, estaban disponibles para ser utilizadas en el gran esfuerzo en que Ellos estaban empeñados.  Entrenar a los hombres y mujeres, entonces probacionistas, chelas e iniciados, para poder tener a su debido tiempo un grupo eficiente de ayudantes en quienes confiar en los siglos venideros.


Respecto a estos aspirantes, Ellos tenían dos problemas:

·         Evitar el fracaso en mantener la continuidad de conciencia por parte de los discípulos aún más avanzados, fracaso en que hasta los iniciados incurren hoy.
·         Los Maestros descubrieron que las mentes y los cerebros de los chelas eran extremadamente insensibles a los contactos superiores, y esto aún perdura. Entonces los chelas poseían, como ahora, aspiración, deseo de servir a la humanidad, devoción y ocasionalmente un equipo mental regular, pero carecían peculiarmente de esa sensibilidad telepática, respuesta instintiva a la vibración jerárquica y liberación del psiquismo inferior, requisitos necesarios para el trabajo intenso e inteligente. Lamentablemente esto todavía es así. La sensibilidad telepática aumenta cada vez más, como resultado de las condiciones mundiales y de la corriente evolutiva, y esto (para quienes trabajan en el plano interno) es un signo muy alentador, aunque el amor por los fenómenos psíquicos y la ignorancia en diferenciar los diversos grados de vibraciones de los trabajadores jerárquicos, todavía obstaculiza grandemente el trabajo.

Se preguntarán y con todo derecho ¿cuál es este plan? Cuando hablo del plan no me refiero al plan general como es el de la evolución o el de la humanidad, al que aplicamos la frase, desenvolvimiento del alma, casi sin significado. Se dan por sentados ambos aspectos del esquema de nuestro planeta y únicamente son modos, procesos y medios para un fin específico. El plan, según lo perciben en la actualidad y para el cual trabajan firmemente los Maestros, puede definirse de la manera siguiente: Es la producción de una síntesis subjetiva en la humanidad y de un intercambio telepático que finalmente aniquilará al tiempo. Hará asequible a los hombres todas las realizaciones y conocimientos del pasado, le revelará el verdadero significado de su mente y cerebro, lo convertirá en el amo de ese equipo, por lo tanto lo hará omnipresente y, con el tiempo, le abrirá la puerta a la omnisciencia. Este próximo desarrollo del plan producirá en el hombre una comprensión -inteligente y cooperativa- del propósito divino, para el cual, Aquel en Quien vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser, ha considerado inteligente llevarlo a la exteriorización. No crean que puedo explicar el plan, tal cual es. 

No es posible para ningún hombre de grado inferior al de iniciado de tercer grado, vislumbrarlo y mucho menos comprenderlo. El desarrollo del mecanismo, por el cual un discípulo puede estar en relación con Quienes son responsables de llevar a cabo los planes, y la capacidad de conocer (y no sólo percibir tenuemente) ese diminuto aspecto del todo, que constituye el paso inmediato y con el cual es posible colaborar, puede ser logrado por todos los discípulos y deben mantenerlo como meta ante los aspirantes. Con excepción de los discípulos probacionistas, que aún no son lo suficientemente firmes en su esfuerzo, todos pueden esforzarse por alcanzar esa continuidad de conciencia y despertar esa luz interna que, cuando es percibida y empleada inteligentemente, sirve para revelar otros aspectos del plan, especialmente aquel al que puede responder y servir útilmente el conocedor iluminado.


PACIENCIA Y SABIDURIA:


Lograr esto ha sido el objetivo de todo el entrenamiento impartido durante los últimos 400 años, por lo cual podrán imaginarse la gran paciencia desplegada por los Conocedores de la raza. Trabajan lenta y premeditadamente hacia Su objetivo, sin aparente premura, pero -y aquí reside el interés inmediato de lo que tengo que comunicar- poseen un límite de tiempo, basado en la Ley de Ciclos. Concierne a la actuación de ciertos períodos de oportunidad que lógicamente tienen su límite. 

Durante dichos períodos actúan provisoriamente fuerzas, influencias y energías, y los Maestros procuran aprovecharlas. Mirando hacia el futuro, cuando los Servidores de la raza se reunieron en el cónclave mencionado, se refirieron a la futura entrada de la era acuariana, con sus energías características y sus asombrosas oportunidades. Esto fue observado, e intentaron preparar al hombre para ese período de más o menos 2.500 años de duración, que, debidamente utilizado, promovería la unificación consciente e inteligente del género humano, produciendo así la manifestación de lo que prefiero llamar “la hermandad científica", lo opuesto de la acepción sentimental del término, tan prevaleciente hoy.

En ese entonces Les pareció necesario hacer dos cosas antes de poder utilizar provechosamente las potencias venideras de la era acuariana. Primero, la humanidad debía elevar su conciencia al plano mental; tenía que expandirse para incluir no sólo el mundo de la emoción y del sentimiento, sino también el del intelecto. Era necesario activar las mentes de los hombres en forma amplia y general, y además debía ser elevado todo el nivel de la inteligencia humana. Segundo, era preciso hacer algo para derribar las barreras de la separatividad, el aislamiento y el prejuicio, que mantenían separados a los hombres y que Ellos preveían acrecentarse. Ciclo tras ciclo, se irían encerrando más en sí mismos -satisfacción, exclusión y orgullo racial. El resultado de todo esto conduciría inevitablemente a una amplia separatividad y a la construcción de barreras mundiales entre una nación y otra, entre una raza y otra.

Esta determinación de los miembros de la Jerarquía de entrenar las mentes de los hombres con mayor rapidez, y la construcción de una unidad más sintética, los llevó a una decisión que involucraba la formación de unidades grupales y trajo la aparición de esos grupos de trabajadores y pensadores que, mediante sus actividades, han regido y moldeado tan ampliamente nuestro mundo durante los últimos tres o cuatro siglos. Por lo tanto, desde la fecha de este cónclave tenemos la inauguración del trabajo grupal específico y definido, claramente delineado, representando cada grupo algunos aspectos peculiares de la verdad y del conocimiento de la realidad.


GRUPOS DE TRABAJO EN CULTURA, POLITICA,

 RELIGIÓN, CIENCIA:



Estos grupos se clasifican generalmente en cuatro sectores principales: cultural, político, religioso y científico. En tiempos más modernos han aparecido, en forma definida, otros tres grupos: filosófico, psicológico y financiero. Lógicamente, los filósofos han estado siempre con nosotros, pero la mayoría eran unidades aisladas que fundaron escuelas caracterizadas por el partidismo y la separatividad. En la actualidad no hay personajes sobresalientes como en el pasado, sino grupos que representan ciertas ideas. Es de profunda importancia que el trabajo de estos siete grupos de pensadores sea reconocido como parte del programa jerárquico destinado a producir cierta situación, a originar determinadas condiciones preliminares y a desempeñar una parte definida en el trabajo de la evolución mundial, en lo que a la humanidad concierne.

[…]La unificación a que aspiran las personas que miran hacia el futuro no implica despreocuparse de ninguna de las partes, pero sí cuidar y nutrir a cada una de ellas, a fin de poder contribuir al bienestar de todo el organismo. Implica, por ejemplo, un buen gobierno y un adecuado desarrollo de toda unidad nacional para que pueda desempeñar adecuadamente sus deberes internacionales, y así formar parte de una hermandad mundial de naciones.  Este concepto no abarca siquiera la formación de un estado mundial, pero sí el desarrollo de una conciencia pública universal que se dé cuenta de la unidad del todo, produciendo la determinación de cada uno para todos y todos para cada uno, según se ha dicho. Sólo así podrá lograrse una síntesis internacional caracterizada por el desinterés político y nacional. Este estado mental universal tampoco implicará la inevitable creación de una religión mundial o universal. Requiere sencillamente el reconocimiento parcial, en tiempo y espacio, de todas las formulaciones de la verdad y de la fe, adecuadas momentáneamente a los temperamentos y condiciones de la época y de la raza. 

Quienes propician cierto acercamiento especial a la verdad llegarán no obstante a comprender que otros acercamientos, terminologías y métodos de expresión, como también modos de definir a la deidad, pueden ser igualmente correctos y constituir en sí, aspectos de una verdad mayor y más vasta de la que el equipo actual del hombre puede captar y expresar. Los Grandes Seres Mismos apenas vislumbran la realidad y aunque son más conscientes que Sus chelas, de los propósitos más profundos subyacentes, sin embargo, ni Ellos Mismos pueden vislumbrar la meta final. También están obligados a usar en Sus enseñanzas términos tan inadecuados como Realidad Absoluta y Realización final. Por eso, durante los últimos tres siglos, ha aparecido un grupo tras otro, que desempeñaron su parte, y hoy cosechamos el beneficio de sus esfuerzos. 

Por ejemplo, en el grupo cultural, encontramos el surgimiento de los poetas de la era Isabelina, los músicos de Alemania y de la era Victoriana. Además hay grupos de artistas pintores, fundadores de las famosas escuelas que son la gloria de Europa. Dos grupos famosos, uno cultural y otro político, también desempeñaron su parte, trayendo uno el Renacimiento, y el otro la Revolución Francesa. Los efectos de su trabajo todavía se hacen sentir, porque el movimiento humanista moderno con su énfasis puesto en el pasado, que termina en el presente, y en la búsqueda de las raíces del equipo del hombre, las tendencias primitivas se remontan a la época del Renacimiento. La revolución y la determinación de luchar por los divinos derechos del hombre encuentran su principal influencia e ímpetu originantes en la Revolución Francesa. La sublevación, la formación de partidos políticos, la lucha de clases, tan prevalecientes hoy, y la separación de cada país en grupos políticos antagónicos, si bien siempre ha sido esporádico, se ha hecho universal durante los últimos doscientos años, resultado de la actividad grupal iniciada por los Maestros. 

Debido a esto, los hombres han progresado y aprendido a pensar, y aunque pueden pensar erróneamente y emprender experimentos desastrosos, el bien final es inevitable e ineludible. Incomodidades temporarias, depresiones pasajeras, guerra y derramamiento de sangre, penurias y vicios, pueden llevar al irreflexivo, a las profundidades del pesimismo. Pero quienes conocen y sienten la mano guiadora interna de la Jerarquía, son conscientes del sano corazón de la humanidad y del caos actual y, quizás, a causa de esto, surjan aquellos que están capacitados para resolver la situación y son apropiados para la tarea de unificación y síntesis. Este período se ha llamado ocultamente la "era de restauración de lo que fue destruido por la caída". Ha llegado el momento en que las partes separadas puedan unirse y la totalidad elevarse nuevamente a su primitiva perfección.



GRUPOS DE TRABAJO EN FILOSOFÍA, 

PSICOLOGÍA Y FINANZAS:


[…]Los tres grupos a los cuales me referí anteriormente requieren un comentario. Su trabajo es curiosamente distinto del de los otros grupos y sus componentes son extraídos de todos los grupos de rayo, aunque los integrantes del tercer grupo (el de los financistas) pertenecen principalmente al séptimo rayo, el de la organización ceremonial. Por orden de aparición, éstos son los grupos de filósofos, psicólogos y hombres de negocios.

El grupo más moderno de filósofos está moldeando poderosamente el pensamiento, mientras que las antiguas escuelas de filósofos asiáticos recién comienzan a ejercer su influencia sobre las ideas occidentales. Por el análisis, la correlación y la síntesis, se desarrolla el poder del pensamiento del hombre, y la mente abstracta puede unificarse con la concreta. Por lo tanto, mediante su trabajo, la interesante sensibilidad del hombre con sus tres características sobresalientes, instinto, intelecto e intuición, es llevada a una condición de inteligente coordinación. El instinto relaciona al hombre con el mundo de los animales, el intelecto lo une con sus semejantes, mientras que la intuición le revela la vida de la divinidad. Los tres son tema de investigación filosófica, porque la índole del tema de los filósofos es la realidad y el medio para adquirir conocimiento.

Los dos grupos más modernos son el de los psicólogos, que trabajan bajo el mandato délfico, "Hombre conócete a ti mismo", y el de los financistas, custodios de los medios con los cuales el hombre puede vivir en el plano físico. Ambos grupos, necesariamente y a pesar de aparentes divergencias y diferencias, son más sintéticos en sus aspectos básicos que cualquiera de los otros. Un grupo se ocupa del género humano, de los distintos tipos de humanidad, del mecanismo empleado, de los impulsos y de las características del hombre y del propósito -aparente y oculto- de su ser. El otro dirige y ordena los medios en virtud de los cuales existe, controlando todo lo que puede convertirse en energía y constituyendo una dictadura sobre todos los medios de relación, comercio e intercambio. Controla la multiplicidad de objetos -formas que el hombre moderno considera esenciales para su modo de vivir. 

El dinero, como ya se ha dicho, sólo es energía o vitalidad cristalizada, lo que el estudiante oriental denomina energía pránica. Es una concreción de fuerza etérica. En consecuencia, es energía vital exteriorizada, y este tipo de energía está dirigido por el grupo financiero. Es el último grupo, desde el punto de vista cronológico, y su trabajo (debe recordarse) está definidamente planeado por la Jerarquía, produciendo efectos de gran alcance en la tierra.