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sábado, 10 de noviembre de 2012

Al Final del Camino

Por Eliper F&E Madrid, Noviembre de 2012
Alma eterna, alma querida, Que una mañana saliste en busca de la Luz. Alma que alguna vez te sentiste rendida, Con el peso tosco de una cruz. Largo te ha parecido el sendero; Las distancias en ti se acumularon En el camino Azul que te trazaron. ¡Oh! Alma mía, en la entrada del Templo te espero. En el camino el fuego sagrado te purifica, Abraza los restos impuros de la imperfección, Mientras los pasos te guían hacia el Templo, Donde te llegará, con el Todo, la unificación. Mira a la vera del camino, de la mano de tu guía: Allí están tus deseos y tus penas sacrificadas. Observa tus pasiones y aspiraciones vencidas; Contempla tus apegos y tus tristezas purificadas, Recuerda que por todas ellas lloraste un día. Mira tus miedos quemándose en la llama siempre eterna. Levanta tu mirada hacia el Templo Sagrado, En donde te esperan para darte la bienvenida, En el lugar donde alguna vez has morado Contempla la morada pero no deberás haber entrado, Sin antes perfectamente haberte limpiado. No oses poner tu sucia y gastada piel, Donde solo está permitido el Deber. ¡Oh! Alma cansada que el dolor fustigó, ¡Oh! Alma atormentada que las distancias caminó, Alma errante y vagabunda que la soledad conoció, Alma que el llamado alguna vez escuchó. Una tarde entrará en el Templo Sagrado, Desde donde una mañana partió, En busca de algo que luego olvidó, Y que a fuerza de tesón recordó. Así, escucharte quiero, decir al Padre Creador: ¡Solo ha sido un día largo, mi señor¡ Alma que te bañaste en la luz del sol, Alma que la luna con sus rayos enfrió… Alma pura que de la tristeza, Sus lecciones por fin aprendió.

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