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miércoles, 24 de octubre de 2012

EL KALI YUGA, UN TIEMPO DE SUFRIMIENTO, DOLOR Y CAMBIO

Por ELIPER F&E Madrid, Octubre de 2012 “…Tanto dolor se agrupa en mi costado, que por doler, me duele hasta el aliento… ” Asomarse a este siglo XXI con una mirada critica, amplia y consciente parece una tarea harto difíci
l y dolorosa. Hambruna, dolor, llanto, tristeza, desolación y muerte se nos presentan como el pan diario del cual se alimentan los noticieros y la prensa amarillista que busca resarcir su incapacidad de objetividad, de creatividad y de visión mediante el acto de rumiar las noticias desastrosas que a diario se suceden, especialmente en las llamadas “sociedades desarrolladas”. En el presente artículo trataré de hacer una aproximación a un momento histórico, este que nos ha correspondido vivir, signado por elementos de fuerte contraste y violentas contradicciones que podrían tomarse como antesala de una era apocalíptica, pero que no son mas que expresiones sinceras de la necesidad de cambio y re-direccionamiento a que está llamado el ser humano, su entorno vital y el universo mismo. Las cosas no están bien, no pueden estarlo, tal cual las vemos ahora mismo. La vida es un proceso en continuo cambio; el día sucede a la noche; una profunda calma queda después que amaina la gran tormenta; a una crisis le sigue una conciliación, en fin, todo tiene un comienzo y un final. La vida son subidas y bajadas, constante movimiento, por eso debemos estar atentos al presente pues nada es para siempre. Hubo un tiempo en que la vida fluía de manera continua, pausada y tranquila, segura y dinámica a través de todos los seres que poblaban el universo. Cada ser desempeñaba a cabalidad el papel que le correspondía y las cosas funcionaban de manera sencilla, quizás se trataba de un paraíso, un nirvana o como queráis llamarlo, total, el nombre no importa. Arriba era arriba, el cielo permanecía por lo alto y la tierra era preñada por el sol. Las cosechas eran abundantes y las lluvias, así como las sequias tenían un tiempo para expresarse y unas razones claras para actuar. Se hablaba, entonces, del hombre de oro, de plata, de cobre y de madera, y había una lógica simple en todo ello, pues el ser de oro tenía como función dirigir, gobernar; él era oro, por tanto no se corrompía con nada y, en tal sentido, era prenda de garantía para un gobierno pulcro, justo, fructífero y duradero. Por su parte, el ser de plata tenía como misión procurar seguridad, contener las arremetidas de otras civilizaciones mas atrasadas y por ello se podrían identificar con los militares de un reino. Su habilidad era la destreza en el combate, en tanto que la distinción del ser de cobre era el comercio. La compra y venta de productos correspondía a ese ser de cobre que tenía la flexibilidad necesaria para amoldarse a los cambios y ceder aquí o permanecer firme allá. Finalmente, la gente de madera eran aquellos que producían, laboraban y sostenían la pirámide desde su base. Su condición esencial era el servicio a toda la comunidad. Es curioso notar como esta misma distribución persiste en la sociedad actual, con algunos ajustes, por supuesto. Es en este sentido que se deben entender las castas que el Hinduismo propuso en la India. Cada ser debe hacer aquello que debe hacer. Una señal inequívoca del malestar de una sociedad corresponde a la aparición constante y creciente de médicos, abogados y políticos. La aparición de enfermedades nuevas, la proliferación de otras antiguas y la incapacidad de un estado para erradicar viejos males acentúan la necesidad de formar nuevos médicos en diferentes disciplinas; en tanto que el surgimiento continuo, por un lado, de delincuentes y, por el otro de nuevas leyes con redacción incorrecta, sesgada o poco clara, proclives a la interpretación amañada, exige la aparición de abogados (esto explica por qué, en un maridaje diabólico, la mayoría de políticos tienen como profesión el derecho). Y como si esto fuera poco, cada momento surgen nuevos caudillos pretendiendo poseer la verdad, la panacea que salvará a toda su nación (o al menos a los militantes de su partido político) y la llevará por la senda de crecimiento y desarrollo. Cada partido político surge como la alternativa y se llega a una situación en que la mitad de la población es candidata a gobernar a la otra mitad. A esto lo solemos llamar democracia, y lo hacemos porque ignoramos el significado real de dicho sistema. Evidentemente, esta aberrante y miserable forma de gobierno actual dista años luz de ser una verdadera democracia. Empero, y adelantándome a las soluciones, se puede decir que la base de estas tres situaciones es la ignorancia, y es allí donde se puede romper la cadena de miseria y empobrecimiento de las naciones. Ver la televisión, acceder a internet o leer el periódico, se ha convertido en una tarea dolorosa cuando no, ridícula. El televidente oscila entre los noticieros empeñados en presentar sucesos de dos tipos: politiqueros de oficio empecinados en justificar su deseo de enriquecimiento personal a costa de la miseria de sus pueblos y, por otro lado, asesinatos, muertes, suicidios, robos, desahucios, y demás momentos dolorosos que impactan la impasibilidad del televidente y ponen de manifiesto la incapacidad de pensamiento y discernimiento a que han llegado. La sociedad actual vive (¿sobrevive?) en medio del miedo, el pánico y el horror provocado por los medios de comunicación. Y, como si esto fuera poco, entre estos dos momentos abren un espacio para un solaz que llenan con telenovelas, partidos de futbol y realities que tienen un objetivo: calmar los posibles ánimos de protesta contra el sistema que nos absorbe. La ecuación romana se sigue repitiendo y, lo mas curioso es que aun funciona: Pan y Circo; o lo que es lo mismo: Futbol y Coca-Cola. La base de toda esta pirámide de pobreza sigue siendo la ignorancia. En los países en desarrollo (mas de la mitad del mundo) cuando ocurre un accidente de trafico, la gente acude masivamente a mirar lo sucedido, se intercambian miradas, se esconden objetos, se cuchichea y hasta se brindan soluciones parroquiales para que el hecho no suceda nuevamente, quizás hasta alguien llame a los servicios médicos. Esta situación no se presenta en los países desarrollados. Aquí se entiende que existen entidades para que atiendan cada suceso, en tal sentido, el transeúnte sigue su camino sin parar mientes en el suceso. Por un lado, se diría que hay un cierto grado de conmiseración en el primer tipo de sociedad, pero hay que tener en cuenta que no todo el que se acerca a la victima desea y puede realmente ayudarla; pero por otro lado, se nota cierta indiferencia, diríamos, endurecimiento de los sentimientos o hastío en el segundo tipo de sociedad, aquello que en Colombia dieron en llamar:” importaculismo ” y que es característico de una sociedad enferma. Pero lo anterior es solo un ejemplo de un asunto particular en las sociedades actuales, actuación que se puede traslapar a otras situaciones en todas las sociedades, por lo tanto, para comprender el momentum del mundo en general es importante ir uniendo cabos entre estos y otros hechos desde una perspectiva incluyente, sintética y objetiva que nos permita alejarnos de esa realidad de la cual somos parte. Esta eyección es la que nos permite visualizar con alguna objetividad la situación global de nuestro planeta. Sustraigámonos del hecho para poder visualizarlo en su totalidad y, para ello, partamos de algunas anomalías particulares para que lleguemos a las conclusiones generales desde la hipótesis de que el mundo pasa por una cierta edad media renovada [edad oscura] en donde la curva sigue en descenso hasta que un día cercano alcance el fondo y empiece a emerger hacia una era dorada. Veamos, entonces: Según la tradición Hinduista, el universo pasa por este proceso de decadencia y renacimiento a causa de la perdida del dharma o deber, hasta que entra en un descanso de igual duración. Fuera como fuese, y atendiendo a la ciclicidad y el movimiento como condiciones necesarias para la evolución, solamente es posible ascender cuando se ha alcanzado la sima mas profunda. En la actualidad pareciera que ese punto se estuviera alcanzando, pues el valor de la vida se ha perdido, y ésta se tranza por unos cuantos billetes, por comida o por celos. El concepto de la moral y la ética parecen caprichos de unos cuantos que se empeñan en rescatar las bases de una sociedad que navega sin rumbo aparente hacia su pronta destrucción. Las lecciones no parecen aprendidas y el ser humano se deshumaniza cada vez más. Pero esta decadencia no es nueva, ya estaba dibujada desde antes de la era Cristiana. Escudriñando en textos antiguos como el Mahabharata (escrito varios siglos antes de la era Cristiana) se puede leer: Un sacerdote le había preguntado una vez a Vyasa por qué se dedicaba a clasificar los Vedas en lugar de dejarlos como el corpus único y grande que constituían. Él respondió que, con la Kali yuga, la mente humana se volvería más inquisitiva, pero más pequeña también, y necesitaría muletas. La mente sería un pequeño cuchillo con el que cortar el mundo a pedacitos. La división sería el orden del día, porque la Verdad en su integridad estaría más allá del alcance del hombre. Las últimas palabras de Vyasa en la puerta del ashram antes de partir fueron: “Yo organizo los Vedas para que éstos puedan organizar a los hombres. Su sentido interior se perderá y nuestros rituales se petrificarán más aun. Esto es inevitable. No puedes detener la rueda del carro cuando Kala fustiga a los caballos. Pero al menos los Vedas guardarán el conocimiento hasta que una Sabiduría con la que ni siquiera hemos soñado los haga descansar para siempre. Hasta entonces, serán la balsa que nos porte a través de la oscuridad de esta yuga. ” En otro texto sagrado Indo se describe al Kali yuga así: “Habrán numerosos gobernantes luchando por el poder entre ellos. Ellos no tendrán carácter. La violencia, las mentiras y la inmoralidad estarán a la orden del día. La piedad y la naturaleza del bien se desvanecerán lentamente. La pasión y la lujuria serán la única atracción entre los sexos. Las mujeres serán objetos de placer sexual. La mentira será la línea límite de subsistencia. La gente culta será ridiculizada y puesta en vergüenza; en el mundo la ley del más rico será la única ley”. Acudiendo a otros textos tanto sagrados (de otras religiones) como históricos se pueden encontrar descripciones tan violentas como discutibles para la era en la que vivimos, pero en cualquier caso y ateniéndonos solamente a los hechos no podemos menos que sentirnos tentados a creer en la capacidad visionaria de quienes los escribieron. • Conflictos bélicos en Siria, Turquía, Colombia, Irlanda, Corea del Norte y en casi la mitad de los países del África septentrional. • Hambruna y miseria en Somalia, Congo, Ruanda, Uganda, Angola, Mozambique, Sudan, Nigeria, Senegal, Ghana, Burkina Faso y Etiopia. • Empobrecimiento acelerado de la población económicamente activa en Irlanda, Islandia, Portugal, Turquía, Grecia, España e Italia. • Surgimiento de nacionalismos sesgados, inmaduros o inapropiados, con formas violentas y movidos por intereses creados en países como España, Alemania, Reino Unido, la Federación Rusa y algunos países tanto de la Liga Árabe como de América Latina. • Muestras cada vez más fuertes e incluso, violentas en varios países del globo, del inconformismo de la sociedad en general frente a esa clase de dirigentes que solo representan los intereses de la banca internacional, pero que en ningún caso cumplen la función social para la que fueron elegidos. • Incremento de los desordenes físicos y sicológicos de índole social como el estrés, los suicidios, homicidios, crímenes pasionales, violencia de género, tristeza, depresión y similares. • Incremento de la pasión desbordada por los objetos de placer temporal que lleva a buscar su satisfacción a ultranza del bienestar social. • Decadencia continuada tanto del individuo como del grupo social al cual pertenece, particularmente dentro de algunos colectivos como los políticos, los abogados y los comerciantes. • Aparición de contubernios monstruosos, cuando menos peligrosos, como los formados por dictadores, abogados y militares que asolan algunas naciones del mundo. • Desamparo casi total de la base del futuro de toda sociedad: la niñez y la mujer, so pretexto de mantener unas normas religiosas, sociales o de poder que someten y sojuzgan al ser humano. • Crecimiento de la ignorancia en términos, ya no de saber leer y escribir, sino de pensar, de discernir y de actuar de manera correcta para el conjunto de la humanidad. • Crecimiento del consumismo salvaje y ampliación de las ataduras al sistema de consumo mediante la entrega de hipotecas a 30 años que terminan pagando los nietos. • Incremento desmesurado de las distracciones masivas (deportivas o de entretenimiento) que retrasan e impiden el desarrollo de la consciencia de la realidad humana. Particularizando algunos elementos esenciales y localizándolos en el globo terráqueo, se puede reseñar: A. Desplazamientos humanos por circunstancias de orden social, económico o político en: 1. América: o México, El Salvador, Nicaragua, Honduras, Brasil, Colombia, Venezuela, Perú, Ecuador y Paraguay. 2. Europa: o España, Irlanda, Portugal, Grecia, Italia, Islandia, Republica Checa, Rumania, Eslovenia, Eslovaquia, Ucrania, Bulgaria, Serbia y Albania. 3. Asia: o Pakistán, Irak, China, Irán, India, Siria, Yemen, Corea del Norte. 4. África: o Casi la mitad de los países ubicados al norte del continente. B. Conflictos internos en: o Colombia, Filipinas y varios países de áfrica septentrional. C. Crecimiento de la población marginal en las grandes ciudades tales como: o Rio de Janeiro, Lima, Santiago de Chile, La Paz, Buenos Aires, Bogotá, Cali, Quito, Tegucigalpa, Managua, Ciudad de México y Nueva York. o Capitales europeas como Londres, Madrid, Berlín, Roma o Paris presentan cuadros similares con poblaciones marginales. D. Desplazamiento forzado o no de la población campesina hacia los núcleos urbanos en países como: o Vietnam, China, Filipinas, y en casi todos los países de África, América del Sur y Centroamérica. Es bien sabido que los coletazos finales de un animal que está muriendo suelen ser los mas peligrosos, quizás por ello es que la enfermedad terminal que aqueja al sistema capitalista está siendo tan desastrosa para el conjunto de la humanidad, mas no por ello podemos dejarnos amedrentar y quedarnos de brazos cruzados esperando que un milagro amaine el temporal. Precisamente ahora es el momento de actuar tanto desde la individualidad como en la conformación de colectivos de índole económico y productivo (cooperativas, asociaciones de usuarios, fundaciones de ayuda y protección al menos favorecido), de carácter social y de asistencia mutua que hagan frente a los grandes bloques internacionales que pretenden continuar con sus esquemas de poder. Todas las restructuraciones, planes de contingencia y “rescates” que se están practicando en la actualidad solo conducen a favorecer a los pocos grupos económicos que ostentan el poder en el mundo entero. Conocer la historia nos evita repetirla, al menos en los términos en los que la vivió la humanidad de otras épocas. La situación de corrupción y decadencia de la clase política, la proliferación de abogados y médicos (muchos sin escrúpulos y desconociendo la existencia del juramento Hipocrático) y el decremento de la calidad de vida no son mas que coletazos de una era que se niega a morir. Afortunadamente, en la vida real como en las películas, el bien siempre triunfa sobre el mal y lo hace por una simple razón: la evolución es una realidad dextrógira, sustancial en todos los sentidos y su dirección es hacia el bien y el progreso de la humanidad en su conjunto. Ella termina imponiéndose, aunque el precio sea muy elevado para quienes se niegan a cambiar. Finalmente, me resta plantear una sencilla pregunta: ¿Por qué no puede existir permanentemente un estado de bien o “bienestar”?...Quizás algunos de vosotros compartáis conmigo esta inquietud y en su proceso de búsqueda hayan encontrado la misma respuesta que yo: sencillamente porque el ser humano aun no está suficientemente purificado o preparado para ser capaz de sostener un estado de paz y bienestar continuo. Es así de simple. Un ejemplo de esta situación lo hallamos con aquellas personas que por mas que se desviven por ayudar a los demás, que día tras día prestan sus servicios al conjunto de la humanidad, que se esfuerzan por llevar comida, ayuda, un poco de amor a los mas necesitados… en fin, estas personas suelen ser difamadas, vapuleadas y menospreciadas ante una sociedad que termina por creer lo que los grandes medios de comunicación les muestran, sin pararse a juzgar la veracidad del hecho en cuestión. La historia está plagada de héroes y heroínas que se dejaron la piel por defender los derechos de los más necesitados y que ofrendaron el mayor precio que un ser humano puede pagar: su vida. Desde la lucha a muerte con un animal feroz en la antigua Roma, pasando por las hogueras encendidas donde quemaban vivos a los herejes en el Medioevo y llegando hasta la desaparición e inmigración forzadas, la cárcel, el destierro o la humillación y la vejación en cárceles sin nombre, en todo ese trayecto existe un denominador común: la ignorancia sobre la cual se ejecuta a los inocentes, a los atrevidos y a los avatares. Esta nueva Edad Media, llena de oscurantismo, de pobreza, de miseria, de cinismo y de ignorancia solo es la antesala de una nueva Edad de Oro, aquella donde prevalezca la verdad, el bien-estar común, la equidad y la justicia para todos. Quizás no alcancemos a vivir en ella, pero una cosa es segura: cuanto antes empecemos a trabajar por ella, mas pronto llegará. Porque, si acaso no es ahora, ¿entonces cuando?

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