DEL PODER Y OTROS DEMONIOS MENOS LESIVOS

Por

ELIPER F&E

Agosto de 2010

Existen muchos fantasmas que merodean las noches de los espíritus pequeños, indecisos o en etapa preliminar de formación. Estos espectros, algunos famosos,  como aquel que se introduce en el Cadáver del cuento  El Rey y el Cadáver, acuden al encuentro con el firme deseo de dictar una lección, misma que muchas veces se torna dolorosa, amarga y aparentemente cruel, pero que no es otra cosa que la expresión material de aquello que hemos sembrado en el decurso de nuestras existencias. Por cierto: todos los demonios tienen origen en la humanidad, son creados por la humanidad.

En esta ocasión quiero referirme a uno de estos fantasmas cuya principal característica es que somos nosotros mismos quienes los llamamos constantemente a nuestra presencia, le imploramos y hasta le pagamos un precio para que permanezcan a nuestro lado. Este es el caso del Poder. La historia de la humanidad da cuenta de la ostentación, uso y abuso de este elemento tan necesario como peligroso; pues el poder en manos equivocadas es tan lesivo como lo es poner dinamita en manos de un infante. Pero analicemos un poco el por qué del poder, su nacimiento y su objetivo esencial, al menos en teoría.

En cuanto a la necesidad de tener en sus manos el poder y las motivaciones que tiene un individuo para hacerlo, éstas se relacionan con el afán de superar –al menos a nivel sicológico-, una carencia que se vivió en el pasado (¿anterior existencia?), carencia de tipo afectiva, económica o social y que viene a ser representada por la posibilidad de intervenir en la vida de otros, de fijar los rumbos de sus decisiones y de pretender que otros se sientan subordinados, imponiéndoles aquello que considera su propia verdad. ¡Pocas cosas tan dañinas como la aparición de iluminados que creen tener la verdad en sus manos! La historia tiene una caterva de estas huestes.   Pero todo esto se presenta por que al final existe un sustrato que le permite tener cimientos, esto es, la incapacidad, el miedo o la apatía a pensar y tomar decisiones por parte de aquel que será subordinado. Esta situación debería ser execrable en una sociedad que se precie de ser sana, digna y evolucionada.

“Cuando un hombre se decide gallardamente a tomar en sus manos las riendas de su propia existencia, su futuro es incierto”, al menos esto promulgaba una antigua frase, pero que encierra una gran verdad.  Lo único que posibilita el surgimiento de líderes o poderosos, falsos profetas, illuminatis, gobernantes, dictadores de marras, engreídos y presuntos liberadores de la humanidad,   es la necesidad que tienen las personas de seguir, como seres gregarios, a sus líderes. Esto justifica hasta cierto punto la existencia de la hueste angelical de cada religión, las cohortes y cortes de las grandes monarquías europeas y la aparición de aquel fenómeno tan letal en América Latina conocido como caudillismo. Bástese mirar la historia de Colombia desde el general Santander hasta Simón Bolívar.

En fin, es hora de que cada ser humano encare y tome en sus manos su propio futuro, que lo construya y reconstruya las veces que sea necesario; que deje de seguir caudillos, generales, políticos, líderes religiosos, profesores, avatares y, simplemente, elija ser un elegido, un elegido de el mismo; que dignifique su propia existencia, crea en el, siga sus postulados y formule sus propias leyes. Esto no es fácil, pero tampoco imposible. Otros lo han hecho.  Solamente sobre la construcción de si mismo se puede levantar un templo digno de admiración. Solo tienes que intentarlo. Solo eso. Cum grano salis

Este post esta dedicado a Sandra Milena Anduquia, un ser de luz, portadora de la llama divina y que ha sabido poner el poder al servicio del otro. Un ser de la otra orilla. Ça y est, ma cherie.