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domingo, 6 de junio de 2010

DE LA ETERNA LUCHA ENTRE EL BIEN Y EL MAL


Por Eliper F&E
Junio de 2010
En las grandes hazañas se gestan los grandes hombres y de las grandes crisis, surgen las grandes oportunidades. Nunca nada se construyó desde la nada. Un simple soplo de viento, una brizna suave, un copo de nieve, generan un impacto que luego se evidencia en otras realidades. La construcción solo es posible desde el desequilibrio de los opuestos, en tanto que la preservación es propiedad del mismo equilibrio, lo cual explica en parte el surgimiento de  conceptos como la pareja, el matrimonio, arriba y abajo, blanco y negro;  en fin, el bien y el mal. La eterna lucha entre el buen Dios y el malvado Diablo se pone de manifiesto. Pero los opuestos luchan por algo, por la posesión de un trono, de una joya, de un estado del alma o por el alma misma, según cuentan algunas escrituras. De esta eterna lucha, de dónde se libra y de los motivos que conducen a ella, se trata precisamente este post. Veamos:
La creación del universo es producto de la lucha entre pares de opuestos, pues el principio creador es inicialmente latente o potencial, hasta que un impulso lo lleva a moverse, a hablar o a iniciar la creación. Posteriormente cada ser inicia su propio proceso evolutivo en el que se manifiesta la lucha entre el bien y el mal, lo bueno y lo malo, lo que le gusta y lo que debe hacer. Esto explica en parte el por qué  la verdad no siempre es agradable y justifica la pregunta que le hago a quienes me inquieren por alguna razón personal: ¿Quieres la verdad o simplemente, algo bonito? Cuando un ser humano busca, lo más probable es que encuentre, razón que lleva al insigne Bernard Shaw a decir: “Ten cuidado con lo que deseas, porque seguramente lo conseguirás”. Cuando preguntas, ¿Realmente quieres saber?, es posible que solo tengas curiosidad y no un ferviente deseo de saber, de mejorar o de aprender, es decir, de evolucionar. Siguiendo con el análisis de la eterna lucha, podríamos decir que en un comienzo los hombres estaban enfrentados a los dioses y que Cain luchó contra Abel, significando con ello la imperiosa necesidad del ser humano de evolucionar, pues el choque –violento o no- entre dos culturas, dos personas, dos animales o dos razas,  es la clave de la supervivencia de una de ellas, pues  al final se impone uno de los dos bandos.
Lo anterior está ejemplificado en casi todas las cosmogonías y mitologías del mundo y, particularmente se manifiesta al interior de cada persona (este punto merecería un post entero). El campo de batalla o kurutshetra (como se lo llama en la literatura Inda) no siempre está afuera, también existe dentro de cada persona, y se manifiesta cuando éste debe tomar alguna decisión entre pares de opuestos. Quizás una de las luchas entre opuestos más relevantes   de la historia  corresponde al encuentro sangriento entre los príncipes Pandavas y sus primos, los príncipes Kuravas por el reino de Hastinapura  (actual Delhi). Después de aniquilar en franca lid  a sus primos, tíos, amigos y reyes, el príncipe Arjuna entra glorioso al reino Devacanico según su condición de humano; sin embargo esta lucha no es gratis, tiene unos antecedentes y unos consecuentes relacionados con el inicial triunfo de la materia sobre el espíritu (concepción y nacimiento del ser) y, finalmente, el regreso triunfal del espíritu a su casa paterna  venciendo el mundo de Maya (la ilusión). Esta misma caída (¿caída del Paraíso o Ángel Caído?)    se muestra en los estudios serios sobre la Kabala Judía realizados por Dione Fortune, en donde Malkuth corresponde al mundo de la materia y Keter a lo Inmanifestado.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                       
Otro ejemplo clásico de los pares de opuestos lo concibe don Miguel de Cervantes y lo traduce en su Don Quijote de la Mancha, en donde el bueno de Sancho Panza encarna el aspecto material del ser, la sabiduría pragmática, simplista y burda (Cuerpo físico), frente a Don Quijote quien muestra el lado espiritual del ser, la sabiduría producto del estudio concienzudo, serio y disciplinado (espíritu), y que no  pueden estar alejados uno del otro en el camino de la evolución.
Ahora bien, es curioso notar que la lucha por el triunfo en la batalla  termina atando al ser a los resultados, al menos así es en los primeros tiempos de la evolución, surgiendo con ello una aparente contradicción: La lucha por la libertad, encadena. A simple vista esto es cierto, pero un examen profundo revela que dicho encadenamiento es temporal, pues al final se tiene que hacer un total juego de desapego si se desea avanzar, un caballo sobrecargado de peso no puede avanzar aun cuando el camino sea llano. Esto último es lo que señala Robert Fisher en su Caballero de la armadura oxidada, cuando nuestro héroe tiene que soltarse de la roca donde estaba asido colgando en un precipicio sin aparente fondo.  Si se desea avanzar, crecer o moverse, es condición sine qua non soltar las amarras que atan al pasado, al presente o a cosas vanas. Deshágase de cosas obsoletas: las viejas maneras de actuar, de pensar, de hacer las cosas; termine con el uso de aquella manida frase: “Es que aquí las cosas siempre se han hecho así” o “Es que yo siempre he sido así y no puedo cambiar”; experimente nuevas formas de hacer lo usual, acérquese a otras posibilidades de pensar, de hablar y de actuar; permítase evolucionar, porque al final, el bien debe triunfar y, esto es así por una sencilla razón: la evolución humana tiende hacia algún lado, y ese lado es lo positivo, lo bueno, lo moral y ético que siempre le ha traído el bien a la humanidad, por tanto, todo lo que esté en contra del bien humano, está en contra de su propia evolución. Es así. Libre su lucha con la espada del bien, de la justicia y la rectitud en sus manos, comprenda que debe participar en la lucha porque el miedo nunca es inocente y el cielo no se gana solo con no hacer el mal, también es necesario hacer el bien, luchar en su propio Kurutshetra, y si requiere inspiración y motivos para participar en la batalla, le recomiendo la lectura y aplicación del libro El Bagavad Gita. Buen viento os acompañe y que tengáis fortaleza en el fragor de la batalla.


Esta post esta dedicado a Miguel Ángel Perez, un luchador de batallas insondables, incansable buscador de Dios y seguidor  acérrimo de sus postulados. Tendrás ahora sin duda tu enorme casa con todos tus hijos al lado y abundancia sin par en honor, lealtad y amistad. Con amor fraternal.

2 comentarios:

  1. Excelente dedicatoria, Eliper. Creo que si alguien supo de esa lucha entre el bien y el mal, ese fue nuestro padre. Incansable seguidor de Dios y eterno luchador por la honestidad y las buenas costumbres.
    Carpe Diem.

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  2. Es correcto, mi querido Oskar. El viejo Miguel libro una lucha incansable por conservar su fe ("Martha se llevo consigo toda mi fe", expreso algun dian. ¿Cuanta seria su fe, si Madre se llevo gran parte de ella?). Un abrazo

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