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miércoles, 13 de junio de 2012

Por fin alcanzo el Alto de Lepoeder y empiezo a descender. El camino es resbaladizo, con mucha piedra suelta y otros tramos están llenos de hojas, es sobrecogedor. Ahora voy pensando en las canciones de G. Moustaqui (Ma Liberte). Me siento muy solo. He hallado una rama que me sirve de bastón para apoyarme en los descensos violentos que abundan aquí. Estoy pendiente de ver un desvío que me llevaría a Ibañeta antes de entrar en Roncesvalles, pero no lo noto, como tampoco me doy cuenta en qué momento me he herido el dedo pulgar izquierdo que ahora está sangrando. De repente, allí está la Colegiata de Roncesvalles, miro el reloj y son las cuatro de la tarde. Estoy agotado y deseando comer algo. Entro al albergue, me saludan en francés muy cálido y después de pagar 10 euros me dispongo a entrar en la cama. No más entrar en la habitación, me esperan las piernas prominentes de Irena, la holandesa que nació en Colombia pero que a muy temprana edad fue radicada en los Países Bajos, con lo cual no habla Español. Le pregunto si es Brasilera. Error. Esto nos hace amigos y seguirían otros encuentros que dejarían ver su debilidad en el camino: La saudade hacia sus hijos. El frio en Roncesvalles es profundo y cala los huesos. Salgo a buscar algo para cenar y me entero que la cena la sirven a las siete en el restaurante. Me apunto y mientras tanto intento escribir el primer informe de viaje para mis amigos, pero el internet es lento y solo hay un ordenador, con lo cual se dificulta la gestión. Durante la cena, Sussan (de Virginia) nos cuenta algo divertido que le sucedió descendiendo hacia Roncesvalles. Necesitaba orinar y dado que había mucho pantano, se dejó la mochila a la espalda. Se bajó los pantalones y cuando estaba en el acto, la mochila le hizo mucho peso y cayó hacia atrás sentada en la tierra. Mas que la historia, nos causó gran alegría la forma en cómo ella lo contaba, con una expresión de asombro y en forma muy divertida. Hemos compartido la mesa con Laura (de San Diego), tres personas Coreanas (entre ellas Yeung Eunhee) y Sussan. Al finalizar la cena, he asistido a la misa de peregrino, un acto emotivo y dirigido por dos sacerdotes ancianos que me han hecho pensar en el envejecimiento de la iglesia católica. La misa se celebra en castellano pero hay partes que se hacen en diferentes idiomas, tales como el euskera, el Italiano y en Ingles, pero la bendición del peregrino se realiza en Latín. Se nombran todas las nacionalidades de peregrinos allí presentes. El año pasado pasaron por Roncesvalles cerca de 600 mil peregrinos. Ahora me entero que Javier, el español que viajó conmigo en el taxi desde Pamplona, abandonó el camino no más llegar a Roncesvalles, pues ha dicho que no tenia saco de dormir, requisito indispensable para quedarse en este albergue. Pero pienso que más bien su corazón y su voluntad se vieron minadas por este primera etapa, vía Valcarlos. Javier llevaba consigo una farmacia entera con medicinas para hacer funcionar mejor su corazón. FIN DE LA PRIMERA ETAPA

4 comentarios:

  1. hola mi querido eliper es bueno lo que comentas aunque tus ojos destellan tristeza tus palabras han cambiado para reflejar lo que estas viviendo te quiere mucho clau

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  2. Hola mi Clau...gracias por tu comunicación, es siempre un gusto saber de ti. Algo de todo eso hay dentro de mi, pero la vida sigue, y con ella, yo. Un abrazo

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  3. Lastima que yo no haya aprovechado al máximo de toda su sabiduría y conocimiento pues tome una mala decisión al abandonar mis estudios en el fcecep, y hoy casi dos años después me encuentro con sus experiencias al otro lado del mundo, muy interesantes por supuesto al igual que su blog al que seguramente seguiré. Weimar un ex alumno

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  4. Hola Weimar... pues nunca es tarde para reemprender aquello que debemos hacer. Te felicito por tu idea de continuar con tus estudios y espero que sigamos en contacto. Un abrazo

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