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viernes, 23 de abril de 2010

DEL CAMINO Y EL FIN


Por ELIPER F&E
Noviembre de 2009

Imagínese por un momento que va en un bus camino de regreso a su hogar, después de un largo día de labores en la empresa, en  el trabajo o en la universidad. Mientras el vehículo recorre el camino, usted empieza a pensar en aquello que hará al llegar a su casa: sentarse en la silla preferida y ver la televisión, estudiar para ese examen que tendrá en la universidad la próxima semana, o simplemente cerrar los ojos y descansar media hora. No importa que suceda al final, pero sabe que cuando entre por la puerta del hogar, será feliz.
En estas elucubraciones va usted mientras el conductor hace su trabajo. Ahora bien, ese es su caso, pero al pensar en otras personas, se da cuenta que también ellas van inmersos en situaciones y vivencias que tendrán al entrar por la puerta de cada uno de sus hogares. Por algun motivo, el bus se tarda más de lo usual en hacer el recorrido y, en consecuencia, usted tiene más tiempo para pensar. Decide entonces que su mente se ocupará también de los problemas por  los cuales está pasando en ese momento. Trae a su memoria el día en que tomó tal o cual decisión y las circunstancias que lo llevaron a hacerlo, y se recrimina el rumbo que tomaron los acontecimientos. Mira por la ventana del bus y recuerda que algunos años atrás, cuando era solo un(a) chico(a), solía disfrutar del viento golpeando su rostro… pero esos tiempos están lejanos. Sonríe, pero  un hueco  en la vía hace saltar el vehículo y lo trae de vuelta a la realidad, mientras el conductor insulta de forma airada a un pasajero que quería saltarse la registradora. La realidad es tan dura como la verdad.
Ese brusco movimiento despertó el hambre, el estomago le recuerda que hace mas de cinco horas que no lo alimenta. Busca entre el caos que supone a esta hora su maletín o su bolso y solo encuentra un caramelo que le regaló hace dos días una amiga muy querida cuando terminaban de almorzar. A propósito –piensa usted-, no le di ni las gracias y menos le devolví  aquella sonrisa de aprecio que es usual en ella. ¿Qué hará ahora mismo?, ¿Acaso también ira camino a su casa?...creo que me cae súper bien, ¡pero está un poco gorda! ¿Por qué las mujeres se dejan engordar tan fácilmente? –piensa y sonríe. Mira el reloj y el tiempo sigue su camino inexorable. El tiempo es inminente e intransigente, no tiene compasión y poco a poco le queda menos tiempo para descansar en su silla preferida. No cabe duda que las cosas han cambiado.
Buenas tardes señoras y señores, el día de hoy vengo ofreciéndoles este rico y delicioso maxcombis por doscientos pesitos; para mayor economía, lleve los tres por quinientos. Gracias por apoyar mi trabajo”. –El mismo discurso de siempre, -piensa usted, mientras estira un poco los pies en medio del poco espacio que estos buses dejan para el usuario. Agradece al Creador que al menos cuenta con un trabajo digno que le permite llevar la comida a su casa o pagar sus estudios de Administración de empresas en la universidad. Decide colaborarle al niño trabajador y le compra la promoción. Una sonrisa del chico le recuerda que algún día también usted debió vender dulces para comprar comida, pero lo hacía en la escuela donde cursaba el tercer grado de primaria. La vida es dura y para algunas personas parece doblemente dura, piensa y se recuesta en la silla un poco más, mientras su mirada atraviesa suavemente el cristal de la ventanilla.
Todo sucede tan rápido. Lo segundos empujan a los minutos y éstos, a las horas. El ritmo del tiempo parece no tener fin. Vuelve de sus pensamientos gracias a un grito de una señora que la llevaron una cuadra más de lo que esperaba. La señora increpa duramente al conductor, preguntándole si es que piensa llevarla a su casa. El conductor, curtido en las lides de las calles de la ciudad, se limita a mirar por el retrovisor y cerrar la puerta. Al tenor del freno intempestivo, otra  señora que va de pie a su lado, termina arrinconándolo contra la persona que va sentada a su lado. Un “disculpe” callado, le hace pensar en lo duro del trabajo de algunas personas. –Permítame le llevo ese paquete-, señora. ¡Cuántas cosas suceden en un minuto!. Si uno pudiera  observar las cosas que suceden en un minuto en, por ejemplo, cien personas, tendría material para analizar toda una vida. ¡¡Cuántas cosas pueden suceder en un minuto!! Suspira y mira de nuevo por la ventanilla, mientras se come uno de los maxcombies.  
Por fin el bus se aproxima a la parada donde usted debe descender. Le devuelve el paquete a la señora y le cede su silla. Con pies cansados y ojos extenuados, alcanza el timbre y comienza su descenso. Camina y llega a la puerta de su casa. Abre, entra y se sienta en su silla predilecta. Piensa: ¡por fin en casa! Después de descansar un poco, inicia las rutinas diarias de acomodar, limpiar, estudiar, ver la tele, etc., hasta bien entrada la noche cuando el sueño le recuerda que debe entrar en las sabanas. Mañana será otro día. Siempre será así.
Ya en cama y antes de dormir, en medio de los pensamientos recurrentes del día, se da cuenta que durante estas últimas horas NO fue feliz. ¿Qué pasó con el deseo de ser feliz justo cuando llegara a su casa?, ¿A caso no había dicho que el motivo de felicidad era entrar en su casa y sentarse en su silla favorita?
Durante el recorrido del bus, ocurrieron varios sucesos; de hecho, cada minuto sucedía algo y usted pudo captar algunos de estos eventos. El ser humano solo observa una pequeña parte de las cosas que pasan a su lado y de ese porcentaje, no se vivencia el total.
 No pierda el tiempo siendo infeliz, disfrute cada momento como si fuera el último, ya que, de hecho, puede serlo. No tema sonreír o parecer ridículo ante la gente, no deje pasar un instante sin decir una palabra de aprecio y sin regalar una mirada de comprensión; mañana, tal vez mañana, usted no esté.
Eliper F&E
Este Post esta dedicado a CLAUDIA LISETTE JIMENEZ, buscadora de la verdad, trabajadora incansable del plano fisico pero intelectual e investigadora de planos interiores... una persona de la Otra Orilla. Con respeto y cariño.   

4 comentarios:

  1. Buen articulo Eliper. Me hiciste recordar alguna meta que tenía al ingresar a la empresa para la cual trabajo y que pasados unos años, la olvidé. Tal vez sepas de que hablo, o si no, pronto te lo recordaré.
    Carpe Diem.

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  2. Hola Oskarito...decia Alvaro Mutis que el ser humano tiene dos muertes: Una cuando fallece el cuerpo fisico y otra cuando fallece aquel que guardaba el ultimo recuerdo de la persona. Yo creo que el ser humano tiene TRES muertes: Una cuando deja de soñar y deja olvidar sus metas, y las otras dos coinciden con A. Mutis. Con cariño, respeto y admiracion por su trabajo como profesional, esposo, hermano y amigo...no dejes nunca que mueran los sueños, pues quizas la busqueda y NO la concrecion de los mismos, sea LA RESPUESTA. Un abrazo

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  3. Es mas que claro decir que cada uno de nosotros somos quienes somos por la razón de ser de nuestros deseos, y principalmente por lo grande que puedan llegar a ser nuestros sueños.En realidad miles de personas parece que estuvieran gateando por la vida, pues el intentar caminar traería unas nuevas experiencias; se podría imaginar que la meta que se establece es el deseo de caminar,pero si al intentar ponerse en pie, vemos que caemos y nos rendimos,pues allí nos quedaremos y seguiríamos en la misma actitud.En cambio imaginemos por un momento que nos ponemos en pie, nos caemos, pero no por esto nos rendimos, sino que intentamos nuevamente lograr estar en pie, lo hacemos con mas fuerza y es ahi donde vemos que vale la pena luchar, pues cada paso que concretamos de un modo mejor es un logro que va acercando cada vez esa meta que se desea, como tal ese sueño se hará realidad...

    Así:Tengamos en cuenta que seremos del tamaño de cada pensamiento, por eso no permitamos fracasar.

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  4. Sensaciones, deseos, pensamientos...cosas que hacen crecer y avanzar al ser humano, pero cosas que atan al ser humano. Buen articulo, señor w@$z, no hay que rendirse nunca, pues en realidad lo que cuenta es el camino que andas y no la metas que logras.... el camino es el fin ultimo.

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